Paula de Solminihac en la 23ª Bienal de Sydney

La artista chilena Paula de Solminihac presenta en la 23ª Bienal de Sydney dos propuestas: la instalación “Kamanchaca” y por otro lado “La Caverna” que es parte de una muestra colectiva en el Museo de Arte Contemporáneo de Sydney.

La bienal está presente en distintos espacios de la ciudad articulados conceptualmente como humedales situados a lo largo de las vías fluviales de los pueblos Gadigal y Barramatagal, pueblos que habitan desde hace siglos el territorio hoy llamado Sydney, a quienes se les honra y considera custodios del estado de South Wales. Uno de estos espacios humedales es The Cutaway, reserva natural y centro cultural ubicado bajo tierra en el Barangaroo.
“Kamanchaca” es una palabra de los pueblos indígenas aymaras de la región de los Andes y el Altiplano. Significa “oscuridad” y describe una espesa niebla típica del desierto de Atacama que se forma en el océano Pacífico, sube por la cordillera de la costa y se desvanece al entrar en el valle central.

La obra se inspira en la observación de Solminihac en las relaciones invisibles de simbiosis mutua entre diferentes formas de existencia. En este atrapa-nieblas, de Solminihac llama la atención sobre este dispositivo que imita el proceso de recolección de tallos y hojas, para observar el agua invisible en el aire, un recurso hídrico esencial en el desierto más árido del mundo, y la arquitectura invisible del suelo construido por las lombrices.
Los caminos que dejan las lombrices con su circulación permiten la formación de poros de almacenamiento de agua subterránea, otro recurso hídrico invisible que constituye la mayor reserva de agua dulce del mundo para el futuro.

Expuesto a la intemperie en The Cutaway, el atrapa-niebla incluye una red textil para recoger el agua, una columna de lombrices de cerámica y un estanque de cerámica negra. Las formas de las lombrices se han realizado a través de talleres de colaboración con estudiantes en Chile, simbolizando procesos de cooperación e interdependencia que conducen a lo que de Solminihac denomina un “ciclo energético en el que los seres humanos y la naturaleza constituyen un todo”. Y el estanque negro, hecho de vasijas que se derriten y se autoconsumen, es la paradoja de cualquier forma de contención.

“Así que si la lección que nos da la cerámica nos permite dejar de pensar en los opuestos, el siguiente paso podría ser pensar que estos opuestos están conectados entre sí y que si sigo las ramas del árbol de la vida, podré darme cuenta de que todo está interrelacionado y que no sólo están relacionados sino que dependen unos de otros”.

En la instalación “La Caverna”, la artista invita a dirigir la mirada hacia los ciclos dinámicos en donde surge la vida a partir de un juego aleatorio de procesos físicos y químicos. En este espacio se encuentran los restos de telas que quedaron de las macetas, sus imágenes invertidas, que una vez impresas, fueron enterradas en la misma tierra que antes contuvieron y en el muro contrario se encuentran las anotaciones de las hojas de sus cuadernos impresas en un papel mural como si fuera una trama continua entre pensamientos y vida. La Caverna culmina con un video de 10 minutos de duración que da cuenta de procesos creativos en el arte y su relación con la naturaleza.


Fotos: Document Photography, cortesía de la artista y de la 23ª Bienal de Sydney.