Fundação

Marlon de Azambuja, Brasil.

Hangar, Lisboa, Portugal – 2021
Curaduría: Bruno Leitão
Fotos: cortesía de Marlon de Azambuja

Texto de Bruno Leitão:

La exposición “Fundação” de Marlon de Azambuja (Santo António da Patrulha, Brasil 1978), comisariada por Bruno Leitão, es el resultado de una residencia en Hangar que culmina en la presentación pública de una nueva instalación site-specific en la cual el artista consolida elementos de sus investigaciones recientes sobre los complejos inmobiliarios abandonados en las ciudades.

En su trabajo artístico y en el contexto de las acciones llevadas acabo recientemente en Madrid (la ciudad en la que reside), Azambuja ha explorado el potencial escultórico in situ, inmerso en lugares creados por procesos gentrificadores y alimentados por una más que evidente especulación urbanística. El artista ha creado instalaciones inspiradas en visiones distópicas del futuro y simultáneamente en terrenos abiertos a construir una escenografía situada entre las ideas de un mundo primordial y el final del tiempo. Estas búsquedas y acciones ahora culminan con una instalación que acoge elementos reconocibles de sus proyectos anteriores sobre la arquitectura, el mobiliario urbano, el espacio público y privado, el espacio simbólico y el espacio real.

A través de un análisis de los procesos en la intersección de los formalismos de las artes visuales del siglo XX y la arquitectura brutalista, Azambuja crea un espacio que invita a los cuerpos como colaboradores en una experiencia sinestésica.
“Fundação” cambia radicalmente la percepción del espacio de exposición de Hangar a través de uno de los materiales de transformación humana más antiguos utilizado en la construcción. El cemento es uno de los mecanismos más elementales (usado ampliamente por el Imperio Romano) que forman nuestra realidad debido a su extendido uso en la arquitectura y el urbanismo, especialmente desde la segunda guerra mundial.

Moviéndose entre las nociones de desarraigo, desintegración, posibilidad y memoria, el artista invita al público a experimentar los fenómenos espaciales que transpiran en el evento que surge de maneras apenas reconocibles, que el artista maneja, entre lo figurativo y lo abstracto, lo metafórico y lo concreto.

Al entrar en la exposición, el visitante se encuentra inmerso en un mundo extraordinario e inhóspito, caracterizado por una gran masa de cemento que no tiene la superficie plana y pulida habitual, si no una apariencia algo amorfa, recordando la arena de playa marcada por la huella de la marea, o a una roca volcánica repentinamente enfriada. El amalgama gris que llena todo el suelo de la galería presenta/ampara/acoge un tronco de árbol quemado, un estanque, un grupo de lámparas semi-enterradas en el mar de hormigón (algunas están incluso encendidas), y una figura geométrica también hecha de cemento. En este caso, su forma es totalmente ortogonal y compuesta de ángulos rectos y caras perpendiculares entre sí, con la huella invertida de un sombrero de Panamá sobre la cara superior. Esta pieza independiente se titula “Cruzeiro do Sul.” El bloque de concreto con un interior vaciado crea un inmediato punto de conexión con las epistemologías del Sur (todos los demás elementos no tienen título).

Cruzeiro do Sul es el nombre dado a la constelación de estrellas en la bandera de varios países: Brasil, Australia, Nueva Zelanda, Samoa, y otras naciones, ciudades u organizaciones económicas transnacionales como Mercosur. Se trata de una constelación visible desde el hemisferio sur o lugares del hemisferio norte cercanos al ecuador. Muchos de los pueblos originarios le otorgan una gran importancia. En idioma Quechua (Inca), o en Mapudungun (Mapuches de Patagonia), tiene nombres diferentes. Es bien conocida por los pueblos que viven muy alejados entre ellos, como los Maoríes y los Mapuches, habiendo sido extremadamente útil en la navegación para las culturas de influencia del Atlántico norte y más.

¿Azambuja está sugiriendo una manera de ver el mundo a través de las epistemologías del Sur? El sombrero invertido indica al visitante que puede zambullirse de cabeza en la obra y ponerse el sombrero, un poco como Alicia cruzando el espejo hacia el País de las Maravillas. ¿Una manera muy literal, incluso cómica de invertir el mundo y de ver la instalación entera como una pieza instalada en un techo imaginario?

El trabajo de Azambuja suele eludir una resolución inmediata y a veces tiene un aspecto falsamente simple. Requiere una atención, y sobre todo, una sensibilidad más enfocada a los materiales y a su posición en el espacio. “Fundação” existe en las asociaciones metafóricas que despierta y en la potencialidad formal de los materiales. Es probablemente una de sus intervenciones más atrevidas. Varios elementos de la exposición no son inmediatamente visibles. Las condiciones de visita de la sala han sido alteradas sustancialmente, llevando el extrañamiento generado por el protocolo de visita en pandemia hasta el extremo mientras que, al mismo tiempo, hace que el espectador atraviese el espejo.