33

Daniel Tremolada, Perú.

MAMAMA, Lima, Perú – 2020
Fotos: Juan Pablo Murrugarra, cortesía de Mamama.

MAMAMA es un proyecto artístico-curatorial y también es la casa que comparte su creador Daniel Tremolada con su abuela. Las exposiciones y acciones que acontecen en el lugar, conviven con los afectos y la intimidad de una casa familiar en el barrio limeño de Barranco.
La exposición “33” hace referencia al cumpleaños de Daniel Tremolada, quien ha tomado este aniversario como punto de partida para desarrollar diversas instalaciones y dispositivos en diferentes salas de la casa, utilizando la escultura como soporte para exponer la comida y bebida del festejo, la cual será consumida por sus invitados.

“Me interesa investigar sobre diferentes rituales gastronómicos de cada región, ya que estos demuestran cómo la comida se ha convertido en una forma de civilización. Es muy probable que la historia de la gastronomía tenga que ver con ese deseo de encauzar de una forma aceptable la violencia que implica la satisfacción de cualquier deseo. En el caso de la comida, el deseo tiene que ver también con la necesidad de sobrevivir.
Mi proyecto busca recordar que en la comida y en las ganas de comer hay un impulso violento que se transfigura en una forma aceptable; que es lo mismo que ocurre con el sexo y con tantas otras pulsiones o deseos que constituyen al ser humano ” agrega Tremolada.


Texto de Carlos León-Xjimenez :

Querido Daniel Tremolada,

Sé que eres un artista interesado en las prácticas y espacios domésticos como lugares marcados por rutinas y rituales cotidianos a ser intervenidos. Entiendo además que para “33”, abres al público tu espacio familiar y privado, para una propuesta de instalaciones de sitio específico.
Esta decisión tuya me confirma lo que he estado observando desde hace un tiempo, los cruces entre los géneros del diseño, la instalación y la performance; todo ello desde una obra que busca el exceso, cargada de humor e ironía, y plena de alusiones sexuales.

Observo que esta exposición efímera, en tu propio espacio doméstico -compartido además con otros miembros de tu familia- muestra una voluntad de integrar arte y vida, pero incidiendo simultáneamente en lo privado como materia prima a ser reevaluada (o confrontada) en público. En ese sentido eres un producto típico de tu tiempo, caracterizado por la voluntad de híper exposición mediática. Ya me dirás tu si acaso me equivoco, y qué tanto.

Me recuerdas que como operadores culturales, a veces necesitamos estar “en todas” porque nuestro celo por los detalles y la falta de más recursos para emplear a otros, nos impulsa a la auto explotación pre programada de nuestra época neoliberal, haciéndonos asumir muchos roles en la producción de nuestro arte -pero también con el cariño de quién se toma su tiempo por lograr una creación sentida como necesaria. No solo porque no encontramos a alguien que llegue a la precisión en los detalles que pensamos requeridos, como nos importan; sino por lo que ello implica en la lectura del discurso que estamos articulando. ¿Te has preguntado acaso & además, cómo nos leen? ¿Qué te dicen concretamente sobre tu obra?

Y si te dedico estas líneas, es como un ejercicio (expuesto) de confianza, porque ya sabemos que este tipo de práctica profesional (que nadie espera) siempre nos pone al borde del precipicio. Saludo que asumas riesgos, porque creo que te quieres tomar en serio este oficio que últimamente se banaliza cada vez de formas más aceleradas y polares: tanto sofisticadas como ramplonas. Este oficio se concentra en parir lo nuevo desde el aparente sin sentido. Eso no es algo que necesariamente gusta, y peor en épocas neoconservadoras, plenas de moralismos y nacionalismos.

Vienes asumiendo un rol doble, como artista y gestor, al utilizar esta casa donde realizas esta experiencia 33 para el proyecto artístico-curatorial MAMAMA, conceptuado como espacio independiente de arte, del cual eres el responsable. Tu errancia en el extranjero te ha empujado a tomar decisiones de autogestión entendiendo la pantanosa y poco oxigenada escena local. Bien por ti, abres trochas. Al final, lo punk del “Hazlo tu mismo” nos permite respirar aire con valor agregado. Y uno lo hace apuntando a generar diálogos… en ese sentido, a nivel de tu barrio… ¿Qué cambios a nivel micro-político se dan en tu cuadra por las irrupciones de tus eventos? Si algo creo que es particularmente revelador, es cómo tu accionar, genera una suerte de retrato social a partir de abrir una casa clase mediera de mediados de los sesenta, en el Barranco no patrimonial… que está ad portas de cambio por las transformaciones urbanas gentrificadoras que se están dando alrededor.

Pero tu intervención también tiene un lado oscuro y seco… desde los elementos metálicos y punzo cortantes, que también atraviesan la comida expuesta y dispuesta para la cena. Tanto las infraestructuras de sostén como las prótesis de aguante (no exentas de practicidad) se presentan amenazantes desde guiños a instrumental de carnicería (y su consecuente poética)… atentando contra la mesura de modales de lo que alguna vez fue una posible clase media -en su intimidad.
Respecto a ese tema… la casa familiar es sagrada, por eso se volvió asexual. Tú la cargas de eroticidad pero en clave camp: evidenciando un tributo al mal gusto consagrado por la rutina y el desgaste de lo supuestamente ennoblecedor. Desde este ejercicio de diseño, entiendo esta actitud de decorar con una estética mutante: cargada de una ironía espesa para poder negociar ambivalentemente con el espacio doméstico casa. No porque estés en contra de ella, sino porque demanda una ética otra, soliviantadora en el mejor de los casos. Este es tu exorcismo: no queda otra actitud, para sobrellevar una tradición de la que te sientes (ya) ajeno. Rituales y misas negras para conjurar el tedio. Humor y amor con juguetes rabiosos. El juego trash de colisionar elementos de la alta y baja cultura…. cuando la clase media es una especie en extinción.

Has llegado a la edad de confrontarte con lo que quieres. Has tomado la decisión de seguir en el territorio de la creación simbólica, aún en la época de la degradación de la imagen. Asume tu calvario con entereza. Muchos se harán selfies contigo. Son compañeros de ruta, eso sí, mientras lo puedan hipervisibilizar en las redes sociales.
Considera que esta propuesta, más allá de la fiesta y su hedonismo, implica evaluar que tus lenguajes ya se están organizando. El humor que caracteriza tu obra remite al carnaval y a la ritualidad pagana, pero también al desencanto en búsqueda de una reinvención. Tras el delirio por el exceso y la confrontación (aquí el artista como profeta), esta el ciudadano que le recuerda a los demás que no hay vuelta atrás hacia el pasado (idealizado por contraste como “mejor”), sino la tarea pendiente de cada quien de buscar un sentido (posible) en nuestro modelo civilizatorio actual marcado por la precarización y la ausencia de relato (trascendente) que nos cohesione como especie.

Eso sí, una celebración busca una comunidad de afectos y busca vínculos… esos que hacen el recorrido un poco más tolerable. Todo sea por la revolución social y trascender la mierda del mundo actual.

Un gran beso contigo querido… y buenos excesos de los que quieras


artlima