1:1 | 1era edición – Reproducción Asistida

João Loureiro, Brasil.

 

Galeria Jaqueline Martins, São Paulo, Brasil – 2018.
Curador: Bruno de Almeida.

 

El proyecto 1: 1 presenta su primera edición en  Jaqueline Martins, el cual explora la relación entre la galería y su contexto urbano a través de la conexión entre el espacio de exposición y otros lugares preexistentes en su vecindad. En cada una de las ediciones del proyecto, se invita a un artista a concebir una obra bipartita, que ocupa una sala de exposiciones en la galería y, simultáneamente, un segundo espacio dentro del barrio de Vila Buarque, en el centro de São Paulo. Esta otra ubicación, que ya alberga sus propios usos y funciones, es elegida por el artista y situada a una distancia caminable de la galería.

 

El proyecto crea un circuito entre la galería y otro espacio atípico de exposición, como en este caso un Supermercado, colocando las propuesta en “escala 1:1” con la realidad. De esta manera se descontextualiza la producción contemporánea, evidenciando las tensiones, paradojas y potencialidades del contexto urbano como campo para la creación.

 

En palabras de Bruno de Almeida, curador del proyecto, “el circuito propuesto, en el barrio de Vila Buarque, transcurre en un área donde hay una gran variedad de establecimientos, servicios, instituciones con una diversidad de clases y dinámicas sociales. Tal pluralidad produce un vasto repertorio de formas de apropiación y experiencia del espacio que van desde la convivencia hasta la fricción entre sus diversos agentes, como la iniciativa civil, la política pública, la especulación privada u otras”.

 

Para el curador, la reciprocidad entre la galería y un espacio fuera de ella sirve como precondición para el proceso de los artistas y como base para una reflexión crítica sobre el proyecto y sobre las especificidades, potencialidades y paradojas de un estado de arte que, en su discurso y / o actuación, está en 1: 1 con la “realidad”. Esta reflexión se desarrolla no solo a través de una secuencia de obras de arte, sino también a través de la correlación entre ellas y un cuerpo de investigación estructurado en dos grupos de textos que se presentan en cada edición: uno que analiza individualmente las obras expuestas, y otro que explora las diversas implicaciones de la noción de 1: 1 en relación con el campo del arte. “En lugar de proporcionar un punto de entrada simple a ideas complejas o cumplir un rol exclusivamente contextual, mediador o justificador, la sinergia entre los próximos textos y las obras de los artistas intenta abrir un campo de relaciones y preguntas que amplifica el encuentro con cada una de las obras de arte, y también con el proyecto en su totalidad, sin prescribir, sin embargo, una sola comprensión o rechazar un grado esencial de opacidad.”

 

El artista João Loureiro es el protagonista de la primera acción del proyecto, el cual correlaciona el espacio de exhibición de la galería con una carnicería en un supermercado llamado Futurama. En lugar de ocupar ambos espacios con un conjunto de obras, Loureiro concibe una serie de acciones vinculadas que se repiten cíclicamente a lo largo del período de la exposición y que acumulativamente constituyen el trabajo, día tras día.

 

Los expositores de Futurama están prácticamente vacíos, lo que da la impresión de que, en cualquier momento, el supermercado puede cerrarse irreversiblemente, siguiendo el destino de algunas de sus otras sucursales, ya que el año pasado, el Procurador General del Estado de São Paulo bloqueó parte de la facturación de esta cadena de supermercados por investigación de malversación de dinero.
En la carnicería, un armario congelador contiene varias esculturas hechas con carne picada. Las esculturas son reproducciones en pequeña escala de la obra de arte “Figura reclinada de dos piezas: puntos” (1969-1970) de Henry Moore (1898-1986). Una vez a la semana, una de estas esculturas se coloca junto a las otras carnes en la vitrina refrigerada principal. Luego es transportado a una cría cautiva de moscas domésticas donde se convierte en alimento para estos insectos.

El artista va cada semana a la carnicería y recoge las moscas muertas de la trampa de luz de insectos justo encima de la vitrina de la carne. Los cadáveres de las moscas son llevados al espacio de exhibición y se incorporan, con alfileres entomológicos, en una escultura de espuma de poliestireno, una reproducción a escala completa de la obra “Formas únicas de continuidad en el espacio” (1913) del artista italiano Umberto Boccioni (1882 -1916). Durante el período de exhibición se repiten los mismos procesos y la escultura de espuma de poliestireno acumula más moscas muertas.

 

“Formas únicas de continuidad en el espacio” no solo es el punto culminante de la trayectoria artística de Boccioni, sino también uno de los principales símbolos del futurismo, un movimiento proto-fascista originado en Italia a principios del siglo XX, y dotado de una estética y ideología política que se jactó del progreso moderno, rompiendo ferozmente con cualquier tipo de nostalgia por el pasado.

 

El hombre que marcha representado en la obra “Formas únicas de continuidad en el espacio” sintetiza este cuerpo mutante, que es el paradigma del futurismo. La matriz original de esta escultura realizada en yeso,  con la que fueron creadas las versiones en bronce, pertencen  al Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de São Paulo (MAC USP). La cuarta y última pieza se realizó a petición de TATE Gallery y se intercambió con MAC USP por el trabajo “Figura reclinada de dos piezas: puntos” de Henry Moore. Ambas piezas sintetizan las trayectorias artísticas de sus autores, y sus imágenes se han inmortalizado en un inconsciente colectivo que trasciende la Historia del Arte.

 

Las moscas, que en la obra de Joao Loureiro son los agentes de conexión entre los dos espacios, no tienen ninguna apariencia individual distinguible, una representa a todas y todas tienen la misma banalidad e insignificancia que les ha garantizado, durante siglos, el mismo desdén en cualquier parte.