Common Grounds

Manuel Mendoza Sánchez, Puerto Rico.

Embajada, San Juan, Puerto Rico – 2019.
Fotos cortesía de Embajada y el artista

El artista nos presenta una exhibición que toma el concepto de la vasija como fuente ilustradora de anécdotas sobre la globalización.
Históricamente la vasija ha sido fundamental para el trasiego de objetos entre culturas. Mediante ilustraciones plasmadas en su superficie exterior la vasija además fungió como una de las primeras portadoras de los mitos culturales de cada pueblo.

A diferencia de las vasijas construidas tradicionalmente con barro, las esculturas de Mendoza están hechas en concreto pasquinadas en su exterior con imágenes apropiadas del internet. Además nos adentra en un cuarto de té (uno de los primeros productos interculturales), en el cual recoge de manera ecléctica elementos de múltiples culturas que han acogido la tradición de la toma de té. ​
Common Grounds pone de relieve las coincidencias y contradicciones que se ocultan tras el fácil trasiego de la cultura hoy día.

Texto de Juan Escudero de Jesús:

Common Grounds: la (in)traducción de la cultura

Cómo se traduce la cultura? O, más bien, es posible la traducción de la cultura? Si nos ceñimos al origen etimológico de la palabra, ​tra|ducere -el traslado de una cosa de un lugar a otro​ la contestación parecería obvia. Y es que nunca hemos tenido acceso a tanta cultura de distintas partes del mundo como tenemos hoy día. Basta con abrir Instagram​, rebuscar en ​Amazon​ o darse la vuelta por el ​mall para conseguir el ​yoga mat hecho de goma en Alemania que usaras en la próxima sesión de ​Ashtanga ​ (modalidad de la yoga propia de India, originalmente practicada sobre el suelo raso, superficies verdes, o sobre pieles de animal).

Sin embargo, si tomamos como ejemplo la traducción del lenguaje, la cosa se complica. La traductora o el traductor nos dirá que toda traducción, por más elegante y precisa, no es más que una aproximación más o menos fiel a la palabra o el texto original. Nos dirá entonces que hay algo que la traducción no logra trasladar, algo que siempre se queda fuera, que inevitablemente escapa todo esfuerzo por traducir. No es lo mismo enunciar el mantra ​Live, Love, Laugh​ que decir ​Sheng, Xiao, Ai​ (盛 肖嗳). No solamente porque son palabras fonética y morfológicamente distintas –que suenan y se escriben diferentes- sino porque la diferencia entraña toda una manera distinta de significar y, por tanto, de experimentar y vivir el mundo. Por más exposición y acceso que tengamos a ella hoy día, en la cultura y sus objetos también hay algo que permanece intraducible, o si se quiere, intransferible.

Mirada con estos ojos, más allá de servir de transportadora de objetos de consumo o nostalgia, la vasija traduce las maneras de vivir y significar el mundo que caracterizan y definen a las diferentes culturas. Lo útil y provocativo de la vasija no se debe únicamente a que facilita el consumo de la cultura a escala global, sino también, y quizá con más razón, al auténtico asombro que produce el poder presenciar de primera mano como en otros lugares la gente ve, habla, piensa y vive distinto. Aun contando con la fluidez que trae consigo la mercantilización de lo cultural en el presente, lo distinto de la cultura ajena permanece irremediable; es decir, lo distinto de la cultura será siempre algo por conocer pero nunca conocido.

En su más reciente exposición, ​Common Grounds, Manuel Mendoza fija la mirada en precisamente este espacio intraducible de la cultura; espacio que a veces rellenamos con miedo u odio, a veces con interés u oportunismo, respeto y admiración, y que otras veces nos apropiamos de él para darle un uso nuevo y auténtico, o uno caricaturesco y risible.