The Shadow of a Tank

Rodrigo Hernandéz, México.

 

Madragoa, Lisoba, Portugal – 2018.
Booth en  Art|Basel / Statments– 2018
Fotos cortesía del artista.

 

El artista ha concebido The shadow of a Tank, como una instalación que ocupa la totalidad de las paredes del stand de la galería Madragoa en ArtBasel, con una composición impactante a modo de friso.  Se realiza con la misma técnica que el artista ya viene trabajando desde hace un tiempo pero con una nueva materialidad: una delgada lámina de latón, martelinado a mano. Este trabajo artesanal fué realizado en colaboración  entre Hernandéz y  artesanos portugeses.
Cada panel de metal que compone el friso está instalado en una estructura de madera de pino que recuerda a una construcción o un sitio arquitectónico. Cada pieza tiene el potencial de moverse a lo largo de la cuadrícula, por lo tanto, transforma su composición cada vez que cambia su posición.

 

El friso representa escenas de The Shadow of a Tank, una narrativa visual creada por Rodrigo Hernández para esta ocasión. Esta “historia” se inspira en el libro de Darío Gamboni, Potential Images (2001): una exploración sistemática y cronológica de la ambigüedad, entendida como una cualidad inherente a las imágenes. En el libro, Gamboni define la percepción visual como un acto interpretativo que involucra la memoria y la imaginación. Las imágenes en relieve del friso pertenecen a una iconografía compartida, proveniente de diferentes fuentes: la historia del arte, el diseño, la arqueología, la filosofía y pruebas de psicología, entre otros.

 

La instalación intenta crear un contraste entre esta indeterminación esencial para las imágenes con el peso histórico y monumental de un friso; reflexionando sobre cómo se ha utilizado para presentar una narrativa y sobre su presencia arquitectónica. Creada en un material comúnmente decorativo, estético  y de aspecto precioso, esta instalación se sostiene sobre una estructura temporal, donde el friso se convierte en una composición fluida y móvil, separada de un espacio arquitectónico definido, y que representa una línea de tiempo ambigua. La técnica empleada para crear las imágenes enfatiza su naturaleza ambivalente: cada una de ellas es un bajorrelieve, a medio camino entre una representación pictórica bidimensional y una escultura completa.

 

También, este proyecto plantea una nueva forma de  interpretar el muralismo mexicano, a partir del entendimiento del mural como una imagen creada a través de una serie de yuxtaposiciones que provienen de una amplia gama de fuentes, como el uso del montaje, la composición cubista, el realismo social y la “intuición” de la escultura mesoamericana, entre otros.