Prisioneras del Amor y el costo de otras economías invisibles

Galería virtual del Centro Cultural de la Universidad del Pacífico, Lima, Perú – 2021.


El Centro Cultural de la Universidad del Pacífico presenta en su galería virtual la exposición “Prisioneras del Amor y el costo de otras economías invisibles” curada por Gisselle Girón.

Desde una mirada sensible y didáctica, la propuesta invita a reflexionar y participar en la discusión de la valorización de los trabajos del cuidado en el Perú, tomando como punto de partida la publicación “La economía del cuidado, mujeres y desarrollo: perspectivas desde el mundo y América Latina (2019)” editada por Leda M. Pérez.

La muestra se divide en tres secciones principales: un glosario de términos de la economía del cuidado, que incluye dibujos hechos por Kathryn Páucar; una biblioteca de contenidos para continuar la conversación que abre cada uno de los términos, elaborada en colaboración con Belén Gómez de la Torre; y una infografía de la economía del cuidado.

En el marco de la exposición se realizará un ciclo de conversaciones y talleres, los detalles de dichos eventos se publicarán en las redes sociales del Centro Cultural de la Universidad del Pacífico.
La muestra se plantea tanto como una plataforma en la cual se ofrecen diversas herramientas para emprender la travesía de la economía de cuidado.

Link a la muestra:
https://www.galeriaupvirtual.org/



Texto introductorio de Giselle Giron:

Tomando como punto de partida la publicación La economía del cuidado, mujeres y desarrollo: perspectivas desde el mundo y América Latina, editada por Leda M. Pérez, la muestra “Prisioneras del amor y el costo de otras economías invisibles” tiene por objetivo ser una herramienta pedagógica que funcione como una introducción a la diversa terminología de la economía feminista y que fomente que público en general (particularmente, estudiantes de secundaria, institutos y universidades) participe en la urgente discusión de la valorización de los trabajos del cuidado en el Perú. La exposición se divide en tres secciones principales: un glosario de términos de la economía del cuidado, una biblioteca de contenidos para continuar la conversación que abre cada uno de los términos y una infografía que condensa estadística sobre el estado de la economía del cuidado en el Perú.

La muestra ha tenido tres procesos importantes de reconceptualización que dan cuenta de los vacíos que enfrenta cualquier conversación sobre la economía del cuidado en el Perú. El primero se dio a partir de mi interés por visibilizar cómo el tema de la economía del cuidado se había abordado en las artes contemporáneas en Latinoamérica. Cuando ambicionaba hacer una lista de artistas y conversaba sobre los trabajos artísticos con mi madre, me di cuenta de que en mis explicaciones empleaba diversos términos que provenían de la lectura del libro mencionado editado por Leda y que debía precisarlos con cuidado para poder recibir comentarios de mi mamá. Al explicarle sobre el término de “pobreza de tiempo”, ella me respondió que nunca había escuchado algo tan preciso para describir cómo sentía la crianza de sus cuatro hijos: un bucle de pobreza de tiempo. Me agradeció y me confesó que ella siempre se había considerado culpable por sentirse de esa forma, que creció pensando que la maternidad era un regalo que no se criticaba y que estas palabras le otorgaban paz en sus conflictos. La conversación devino en cuán necesario es contar con un lenguaje que explique nuestras emociones para creer que estas existen o pueden ser validadas por otras personas. Entonces, yo debía compartir estos términos con ustedes: quizá podrían ser tan útiles como le fueron a mi madre para nombrar nuestras emociones y sentires de opresión.

La segunda reconceptualización se dio al conversar con Leda y Arlette. Ellas me hablaron de un término en particular que se presta para dar nombre al argumento emocional que asegura la esclavitud de las mujeres a través de la continua apelación al amor que las madres tienen por sus hijos, el cariño que las enfermeras sienten hacia sus pacientes y la preocupación de las profesoras por sus estudiantes. Se trata de “prisionero de amor”, acuñado por la economista estadounidense Nancy Folbre. Cuando la busqué en línea, quedé totalmente obsesionada con el término. Ella está bastante activa a través de un blog digital llamado “Care Talk”, que actualiza regularmente y cuyo nombre es un homenaje a la radio y a la posibilidad de “pasarla bien mientras uno trabaja en tratar de arreglar cosas que están estropeadas”. Pensaba así que “prisioneras del amor” sonaba tanto como una banda musical o como una telenovela, y en su sarcasmo escondía además las diversas prisiones del amor en que muchas mujeres viven. La referencia a la radio y a la oralidad también fue de suma utilidad pues me permitió ubicar salidas a la pobreza de tiempo que tantas mujeres están experimentando durante la cuarentena. Así, pensé en cómo estos contenidos podían ser traducidos a material oral que sea accesible, como la radio, mientras se hacen otras cosas al mismo tiempo.

La tercera se dio en el trabajo de la mano con el equipo gestor de la exposición y del Centro Cultural de la Universidad del Pacífico. En primera instancia, conversaciones con Kathryn Páucar y Belén Gómez de la Torre iluminaron no solo los contenidos de esta exposición, sino también su mismo acercamiento. Tanto Belén como Kathryn coincidían en que a lo largo de la cuarentena el tiempo que consume la labor reproductiva se volvió algo innegable para todas las personas. Sin embargo, a pesar de este reconocimiento, lo que todavía no se terminaba de formular era quiénes realmente pagaban el costo de la economía del cuidado. La factura en la salud física y mental de las mujeres quedaba como tema relegado. Estas conversaciones motivaron la selección de los siguientes 16 términos de la exposición; cada uno de estos, acompañados por un dibujo de la autoría de Kathryn. Belén hizo una selección de material audiovisual y textual que funciona como un repositorio para quienes tengan curiosidad de continuar la travesía hacia la desvinculización de las mujeres como encargadas exclusivas de la economía del cuidado. A la par, la retroalimentación continua de Maricel Delgado, Valeria Illaquita y Fernando Prieto, quienes se encargaron de la gestión, programación en web y diseño de la exposición, ha sido fundamental en cada momento. En particular, sus vivencias en relación a la crianza, mantenimiento del hogar y cuidado de adultos mayores están también presentes en la exposición.

Mientras escribo este texto, la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) acaba de anunciar que la pandemia ha generado el retroceso de más de diez años en los niveles de participación laboral de las mujeres en América Latina. Esta investigación reciente ilumina formas en que la autonomía económica de las mujeres en Latinoamérica es todavía una meta que requiere muchísimo trabajo. Las brechas digitales y la división sexual del trabajo están a flor de piel operando detrás de las altas tasas de desocupación de las mujeres y de las grandes diferencias salariales entre hombres y mujeres. El informe de la CEPAL señala que son las mujeres quienes están pagando la factura del cuidado —en formas de bajas remuneración, pobreza de tiempo y dobles jornadas— en esta pandemia. La invisibilización de la economía del cuidado genera grandes costos en la salud física y mental de las mujeres, y es uno de los factores más relevantes detrás de las brechas de género.

Esperamos que esta exposición te pueda brindar herramientas significativas en la travesía de valorización de la economía del cuidado, en reconocer que nuestras experiencias con el cuidado y en los espacios privados son poderosas y que vale la pena pensarlas.