Monuments from a liquid past

-entrevista- Juan Gugger y Constanza Piaggio, Argentina.

Plateforme, Paris, Francia – 2021
Fotos: cortesía de lxs artistas

Lxs artistas argentinxs Juan Gugger y Constanza Piaggio presentan “Monuments from a liquid past” en Plateforme. Compuesta de esculturas y fotografías, la exposición toma como punto de partida procesos, relaciones e investigaciones de ambxs artistas sobre la naturaleza, el lenguaje y la noción del tiempo.

El proyecto de Juan Gugger tiene su origen en la investigación de un grupo de rocas denominado Trovants, originarias de Rumanía. Estas rocas se han estado moviendo, creciendo y reproduciéndose durante 6 millones de años, a través de un proceso que todavía no está del todo claro para la ciencia.
Tomando como referencia a estas piedras, consideradas formas de vida inorgánicas, el artista se sumerge en el territorio ambiguo entre lo vivo y lo inerte, para pensar sus piezas escultóricas como cuerpos en transformación, en donde sus materiales intentan volver a su condición pre-tecnológica.

Por otro lado, Constanza Piaggio muestra una selección de fotografías y collages inéditos realizados en diferentes formatos durante los dos últimos años. En esta selección se destacan grandes imágenes analógicas que retratan formaciones rocosas al sur de Francia.
La artista intenta transcribir la impenetrable complejidad de la escritura geológica, exhibiendo en sus imágenes una sensación de que incluso en lo petrificado no hay pausa, si no fuerzas en movimiento. Al mismo tiempo, Piaggio exhibe una serie de fotografías de 35 mm, donde despliega un procedimiento completamente inverso, enfocando su búsqueda en el movimiento y el color. Estas piezas exploran los vínculos genealógicos entre la pintura y la fotografía.

La propuesta expositiva imagina y experimenta las complejas relaciones entre naturaleza y artificio, proponiendo repensar los procesos naturales y las relaciones con nuestra historia.
En diálogo con lxs artistas profundizamos sobre algunos conceptos que surgieron de su propuesta:


M.L.M:. La exhibición imagina y experimenta relaciones complejas entre naturaleza y artificio ¿De qué manera influyó el tiempo de “inactivación” en estas producciones que hacen foco sobre procesos naturales y sus articulaciones con la contemporaneidad?

C.P.: Todas las obras que estoy mostrando las hice antes de la pandemia, pero de alguna manera su significación se potenció. Temía que mi interés decayera con la espera y los infinitos cambios de fecha. Por suerte eso no sucedió y siento que tienen mucha resonancia en el público. En este período hubo tiempo para reflexionar seriamente, para estar más receptivos al cuestionamiento y abiertos a la propia vulnerabilidad. Estas obras dan espacio a eso y propician resonancias independientes . Es por eso que también decidimos no presentar en la galería un texto curatorial clásico, de autor. Queríamos abrir un espacio al espectador para articular interpretaciones. Presentamos una acumulación de frases en español, francés e inglés. Cada uno las fué subrayando de libros y artículos durante los últimos meses, y las presentamos sin ningún orden en particular, conformando un sedimento de ideas y experiencias que forman parte de nuestras prácticas artísticas actuales.

J.G.: En mi caso el proceso comenzó durante el confinamiento, en un marco de percepción espacio-temporal súper especial. Cuando el proyecto salió de la cuarentena, colisionó con una temporalidad diferente. Ese evento se manifiesta físicamente en las obras. Mi idea era comenzar con pequeños objetos artificiales sobre los cuales iría acumulando capas de material mineral, hasta que crecieran desproporcionadamente, perdiendo parte de su forma original. Sin embargo, la cuarentena terminó y hubo que hacer una muestra. La urgencia me impidió continuar con ese procedimiento. Tuve que hacer modelos 3D acelerando virtualmente ese proceso de sedimentación, para comenzar a trabajar desde un estadio de crecimiento avanzado. Entonces en el interior de las piezas hay un objeto cubierto de un poco de material, luego una estructura geodésica (CAD) y sobre eso unas decenas de capas de materiales. Tres meses de acumulación diaria. Me interesa comentar esto porque la dimensión extra-estética (las circunstancias) ingresan a la obra y ese encuentro me interesa. En este caso es el tiempo profundo de la geología en conflicto con la velocidad de la temporalidad humana en la actualidad. El trabajo, la mercancía, el capital.

Estas esculturas son como timekeepers. Pienso en esa obra de Pierre Huyghe en la que lijó una pared del Pompidou, revelando el registro acumulado de exhibiciones que sucedieron en la misma sala. Mi proyecto (que puede materializarse o no) es seguir haciendo crecer estas piezas, en sucesivas exhibiciones. Un día podría perforarlas y descubrir ese testimonio del pasado. También podría cortarlas por la mitad y encontrar esos sucesivos momentos de urgencia y reclusión.

Respecto a las relaciones entre naturaleza y artificio, es más complejo. Mis trabajos son en gran medida herederos de prácticas contextuales como las de Michael Asher o Roberto Jacoby. Formas de hacer que adulteran las gramáticas de lo instituido, de las expectativas. En mi trabajo con frecuencia aparece esa idea de manipular el contexto, o de integrar las situaciones de tiempo y sitio específicos como material para trabajar. Esta forma de operar confluyó además con una situación del mundo del arte entre 2010-2020: la consolidación de un circuito internacional fluido de residencias artísticas. Desde que terminé de estudiar devine un artista sin taller, sin “comunidad local”, sin un contexto social estable, circulando. Quizá es una de las razones por la cual se colaron en el trabajo ciertas relaciones entre naturaleza y artificio: están presentes en todo contexto. Uno de los proyectos de la ciudad es inventar una segunda naturaleza y pretender que la naturaleza “primaria” está completamente controlada para el confort de la ciudadanía. Pero incluso los artificios y las acciones humanas están repletas de naturaleza no-humana, fuera de control y de conciencia. Durante el confinamiento en Argentina hice viajes cortos para filmar una piedra inmensa, en medio de la nada, que actualmente se llama “La Piedra del Indio”. Ahí encontré botellas de plástico que estaban perfectamente metidas en orificios de la piedra. Los huequitos fueron hechos por pobladores originarios mil años atrás, fueron morteros. Me asombró esa comunicación material, una especie de contacto espacial de dos puntos muy distantes en el tiempo y de concepciones de naturaleza y artificio radicalmente distintas.


M.L.M:. Dentro de las piezas exhibidas se encuentran unas fotografías de conjuntos rocosos del sur de Francia “donde parecen poner de manifiesto que incluso en lo petrificado no hay pausa, sino fuerzas en movimiento” señala el texto. Constanza, ¿qué te llevó a seleccionar esta locación para retratar estos monumentos naturales? ¿Cuáles son los criterios/fuerzas que entran en colación en el momento de seleccionar un determinado contexto o concepto?

C.P.: Elegí esta locación porque es un lugar al que fui varias veces por su impresionante fuerza estética, pero nunca había decidido fotografiarlas. Simplemente iba a caminar por ahí para poder contemplarlas, sentir mi finitud, su potencia natural y conectarme con esa energía originaria, me resulta muy inspirador. Cada vez es más difícil encontrar lugares cercanos que no estén alterados por el hombre y que podamos experimentar en su estado «natural» sin intermediarios. En los últimos años estuve creando una conexión muy fuerte con la naturaleza y eso ha aparecido reiteradamente en mis producciones recientes . No puedo evitarlo ya que es una fuente de inspiración pero también una preocupación muy grande. Tomé la decisión de ir a fotografiarlas cuando empecé a desarrollar la idea de la obra. De otra manera no saco muchas fotos en general, solo cuando tengo un propósito. Las saqué en formato medio, con una cámara Pentax especialmente pesada, de muy buena calidad, pero no es un proceso rápido ni práctico. Hay que tomar la iniciativa. Eso le agrega intensidad a la acción. Cuando decido emprender una obra pienso muchísimo antes los conceptos que quiero desarrollar. Necesito que tenga un sentido muy evidente para mí, sino no encuentro la motivación.

M.LM:. El hallazgo de las “rocas vivas”, conocidas como Trovants, es tan fascinante como desconcertante. Actualmente no resulta difícil imaginarnos una arqueología especulativa entre materiales industriales que fueron extraídos, procesados y luego desechados coexistiendo con modelos de “vida” más resilientes como podría ser el caso de estas rocas vivientes. Juan, ¿Qué reflexiones, análisis y/o pensamientos te generó esta investigación? ¿Te sirvió como disparador para ficcionar acerca del futuro como sociedad, especie, etc?

J.G.: Las Trovants son simultáneamente consideradas “monumentos” por la UNESCO, y “formas de vida inorgánicas”. Son un museo (Muzeul Trovanților) y una reserva. Es un estatus singularmente ambiguo. Pero lo que más me atrajo de las Trovants es su extrema indiferencia.
Creo que este trabajo fundamentalmente habita un presente intenso. Seguramente se conecta con el pasado y con lo que podría llegar a ser, pero no pienso en la especulación sobre el futuro como asunto de la obra. La máxima ficcionalización que estoy articulando es la idea de que la obra podría seguir creciendo. Y la artisticidad en sí misma, por supuesto, que es una forma compleja de ficción.

Si prestamos atención a los materiales, son todos materiales de arquitectura. Lo tomé todo del Leroy Merlin de Beaubourg, del sector de construcción. Al principio pensé que este trabajo no era contextual y que ya no tenía nada que ver con arquitectura. Sin embargo, encontramos que los materiales que rodean los espacios humanos son minerales. Y todos contienen huellas de ese pasado pre-técnico. La galería está hecha de polvo, de piedras, de cemento, los muros de yeso, los vidrios son de arena. Los mismos materiales con que hice las esculturas. Sin embargo, regularmente hay que aspirar la galería y limpiar los vidrios para sacar la tierra que ingresa por las rendijas. En una galería o un showroom existe una constante lucha entre las formas tecnificadas y fetichizadas del material y su manifestación espontánea o salvaje. En este trabajo de alguna manera los materiales son empujados a recuperar algo de esa huella pasada, a desconfigurar su forma técnica, paradójicamente, a través de una técnica.

Muchos pensamientos propios y ajenos condensaron en la obra, que aún está en proceso. Hace unos meses me visitó la escritora Laura Petrecca y apenas puso un pié en el estudio exclamó “son como pensamientos!”. Dos días después tomé un café con Marlon de Azambuja y me contó que había estado en una residencia en Sierra Nevada de Santa Marta, en Colombia, donde conoció los “poporos”. Son objetos hechos de cal, saliva, coca y tabaco. Los adultos de la tribu Ika llevan este objeto constantemente, mientras mastican la mezcla, haciéndolos crecer indefinidamente. El Ika escribe en su poporo todos sus pensamientos, que se convierten en piedra.




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