entre.vista ~ Santiago Paredes

En la galería Moria se presenta la exhibición “Hay una serpiente en mi bota” del artista argentino Santiago Paredes quien desde 2017 vuelca su práctica a lo digital, incursionando en moda y diseño textil. Diseñó diferentes colecciones de indumentaria y wereable art.

La exposición, curada por Irene Gelfman tiene como punto de partida unas indicaciones en la entrada de la sala pidiendo a lxs visitantes sacarse los zapatos, donde una gran sala alfombrada invita a recorrer y observar la composición de colores y texturas en todo el espacio.

“(…) Las piezas que componen Hay una serpiente en mi bota fueron creadas digitalmente y pensadas para ser materializadas en superficies aterciopeladas, de formas caprichosas e inverosímiles.
En el centro de la sala, una mesa con libros creados por el artista actúa como la carpeta Mis documentos. Choosing is doing, se lee en la contratapa de uno de ellos, y puede entenderse como la piedra fundacional. Paredes nos propone reflexionar sobre la posibilidad de componer no desde un instrumento material sino a partir de las imágenes que rastrea, captura y se apropia de distintas fuentes como internet, carteles publicitarios, libros usados, folletos.

Cualquier código de representación puede encapsular el sentido mínimo y necesario para despertar una de sus pinturas. Análogo a un libro, sus obras se pueden pensar de la misma manera, primero son diseñadas y luego impresas
” extracto del texto curatorial de Irene Gelfman.



Conversamos con el artista sobre el enfoque interdisciplinar en su trabajo, su mirada sobre la producción y replicación de imágenes en la actualidad y como se relaciona todo esto a la muestra “Hay una serpiente en mi bota” 👇



M.L.M:. En tu última exposición, interpretamos cierto orden estético y escenográfico que responde a la recreación de un espacio personal a partir de una diversidad de imágenes y formas.
¿Qué lugar ocupa la estética en tu trabajo? ¿Cómo fue el proceso curatorial junto a Irene Gelfman para componer el diseño de la sala?

S.P:. Me parece interesante tu pregunta , por que pienso mucho en la relación ¨ética=estética¨ donde las formas elegidas de alguna manera estén relacionadas al bien. Lo bueno y lo bello siempre fueron ideas asociadas, el glosario de formas que habitan en la sala y en las pinturas provienen de alguna manera del lenguaje general de la historia del arte, de ideas que de una u otra manera sobrevivieron al paso del tiempo. Me gusta pensar en la permanencia de estos símbolos, ¿por que? ¿Cómo es posible su continuidad? ¿Cómo pueden ser pertinentes hoy día? pienso en una  ̈supervivencia del más fuerte ̈ de las imágenes pero basada en cierta bondad. Algunas imágenes que terminaron resistiendo al abandono  y adecuándose a las constantes relecturas de la historia parecen traer una bondad aparte, un bien al mundo . Algo parecido sucede en el diseño, por ejemplo la idea de taza es la misma como hace 5000 años. Entonces la ¨ética de la forma¨ transforma a la cosa en algo útil, que sirve. Yo no relaciono la ¨estética¨ a algo frívolo, lo mismo me pasa con el concepto ¨decoración¨ que quiere decir ¨desde el corazón ¨agregarle corazón a algo¨. Esto también me hace pensar en la cualidad del uso en el arte.
Como también diseño moda estoy muy acostumbrado a que lo que hago se pueda tocar, perfumar y hasta re- stylear cambiando su función original según quien lo use. En esta muestra, por ejemplo,  hay una pintura que es una alfombra que se puede pisar, te podes tirar encima. Las publicaciones que arme la gente se las pasa de mano en mano, señala cosas, comparte un comentario. Los espejos devuelven la virtualidad a la sala y las cortinas impresas sobre una gasa muy fina tamizan la brisa. De alguna manera todos los objetos que forman la muestra tienen una ¨función¨, acentúa la idea de la muestra como un todo que ̈¨funciona ̈. Lo cual te lleva subconscientemente a la idea de ¨progreso¨. Se podría decir tranquilamente que las obras son decorativas, funcionales y progresistas. 
El proceso de trabajar con Irene fue muy fluido, alguien con quien conversar la muestra sin culpa ni sentirme un maníaco obsesivo. Yo tenía el diseño de sala en la mente: el piso forrado en plush negro y en la entrada un terrazo falso con dos espejos gigantes, dentro una mesa baja central con las publicaciones y las vasijas/espejo flotando en el espacio. Pero no fue hasta que coreografiamos los elementos en la sala que todo cobró forma. Ella tenía una mirada más fresca sobre los elementos lo cual permito asociarlos de otra manera. La muestra también tiene algo de ¨set¨, las cosas están apoyadas. Hay dos pinturas apoyadas sobre unas pelotas de tenis. Esa inestabilidad en el montaje es el resumen del clima de fragilidad  y extrañamiento que quería conseguir.  Como si se sugiriera que su paso por ahí no es permanente.

M.L.M:. Gelfman remarca en el texto “La exhibición se caracteriza por una constante: el pasaje de lo bidimensional a lo tridimensional, de lo virtual a lo físico, y del mundo público al mundo privado.”  ¿Cuál es tu interés por trabajar con estos “pasajes de transición” de lo público a lo privado – intangible – tangible? ¿Cómo influye en tu obra la tendencia a vivir desde lógicas virtuales?

S.P:. Mis obras simulan una pintura. Tienen las dimensiones y la apariencia de un lienzo realizado con pincel pero están impresas. Las imágenes son todas generadas en una computadora y una vez que ya fueron creadas, ̈¨decididas ̈ , paso a darles un formato en el mundo material. Puedo definir su dimensión y apariencia de antemano basándome en el tono general que me da la imagen final. Me considero mucho más una persona del siglo 20 que del 21. Me gustan los objetos, que las cosas den sombra. Que envejezcan, se deterioren y hasta cambien de mano. Una imagen que vive en la computadora es difícil de abrazar, digamos. Por eso no estoy tan interesado en el mundo NFT. Cuando recién salió pensé ¨al fin! una plataforma para comercializar imágenes en la misma plataforma en la que fueron hechas!̈ pero después se coló la especulación financiera y la desinformación y algo que parecía igual de utópico como coherente se transformó en un establishment sin sentido. Volviendo al tema de la bidimensión y la tridimensión, pasaba algo muy curioso con las vasijas/espejo. Todo el esfuerzo en salir de la pantalla hacia la sala, con toda la información espacial y sensorial que lleva la muestra, se vuelve a achatar en la superficie lisa y reflectante de los espejos. De alguna manera estas piezas devuelven su verdadera naturaleza a las obras, las retornarán a un espacio bidimensional. La sala en su reflejo se transforma en una pantalla plástica, donde los colores se disocian y toman otras formas pero toda la acción ocurre detrás de una retina, como en la televisión o una computadora.

M.L.M:. ¿Cómo  resulta tu experiencia interdisciplinar en la que plasmas parte de tus diseños y creaciones en textiles de uso cotidiano y/o funcional? 

S.P:. Esta bueno tu enfoque por que hablas de las disciplinas. En la muestra se mezcla la pintura, con el diseño, la moda, la edición editorial y la utilería pero sin mucho esfuerzo, no parecen competir. Eso es porque la técnica está al servicio del arte y no es simplemente adorar el resultado de una herramienta. Desde chico me interesaron los artistas tipo Rauschemberg, que podían con total naturalidad mezclar todo tipo de intereses como si se tratara de un free jazz deforme, y lograr un todo coherente. En mis pinturas claramente se puede intuir una influencia de la moda, al igual que muchas prendas que efectivamente realizo, directamente son recortadas de algún indumento que pinte en una pintura. Otra vez este juego pasar de la bidimensión, (del diseño) a la tridimensión (el uso).

M.L.M:. En tu trabajo reciente podemos observar un amplio universo visual. ¿Qué tipo de referencias son las que te interpelan para plasmar en objetos y pinturas? ¿Utilizas algún tipo de “filtro” o criterio ante la gran cantidad de imágenes que hay a disposición actualmente?

S.P:. Una de las publicaciones que hice para la muestra se llama ¨JUST ART¨ , donde expongo muchas obras que encontré en estos últimos meses. Llama la atención la buena calidad de reproducción de las imágenes, es que son archivos muy grandes que directamente descarga de los servidores de casas de subasta como Christie’s y Phillips. Es muy simple, en tu buscador pones ¨ver código fuente¨, buscas el ¨.jpg¨ mas grande y ualá,. Por lo general das con la foto del objeto original en estado puro. Muchas veces una pintura que me gusta mucho directamente me la imprimo y la cuelgo en casa. Ya tengo un Einar Jolin divino, un William Scott de los 60s y un par mas que no me acuerdo por que las voy cambiando. Lo más lindo es que por lo general no son imágenes muy conocidas, porque provienen de subastas, de colecciones privadas. Muchas de esas imágenes tuvieron quiza un solo dueño y recién hoy se exponen semi públicamente. Hay algo en la recirculación de las imágenes y el pirateo que siempre me pareció muy atractivo. Yo a los 10 años ya bajaba música de Napster, mis hermanos más grandes copiaban discos y les armaban la cajita, se bajaban e imprimían el scan de la tapa, la contratapa y a veces un insert. Para mi es muy natural el acceso abierto al consumo de la cultura. Pero esa falta de restricción al acceso termina con el deterioro de la fuente. De hecho creo que mi generación está tan afectada por el MP3 que a veces preferimos una buena imitación al original.



Fotos: Santiago Orti, cortesía de la galería.