entre.vista ~ Samantha Ferro

Acéfala Galería , Buenos Aires, Argentina – 2021.
Fotos: cortesía de la artista y Acéfala.

La artista cordobesa Samantha Ferro presentó su primera exhibición individual en Buenos Aires en la galería Acéfala con piezas que nos remiten a dispositivos de contención corporal y rituales religiosos de auto-flagelación, ofreciendo también un señalamiento a la incomodidad y dolor que asumimos al naturalizar ciertas tendencias y costumbres en el diseño de indumentaria y la industria de la moda.

La sala tratada en su espacialidad con un color negro impregnante, hace resaltar estas piezas como joyas de gran tamaño que representan una ambigua sensación que invita contradictoriamente a querer utilizar estos objetos pesados en nuestro cuerpo; una paradójica transmisión de comodidad a partir de la incomodidad.

“(…) Estas esculturas (o collares/talismanes/rosarios/balanzas) están organizadas en sala en formato de peregrinación. Es que la literatura bíblica, ya desde el Génesis, propone a los tormentos físicos y psíquicos como una forma de castigo administrada. En la expulsión de Adán y Eva del Edén importa no sólo el sometimiento a la figura de la autoridad mandante sino más bien la sanción subterránea que implica el fin de la desnudez y de la naturalidad del cuerpo y el devenir del uso de la ropa y de los trajes para tapar la vergüenza cristiana. El cuerpo es entonces desde los inicios de Occidente un objeto público digno de ser tipificado, legislado y moralizado por reglas de uso para su adecuación social.
La invisibilización del dolor de las estructuras ortopédicas debajo de la ropa, el peso del adorno/joyería/amuleto y la sensación de incomodidad de los arneses, ganchos y colgajos presentados en estas esculturas por la artista ejemplifican de un modo claro cómo las funciones sociales del vestir condicionan las formas propias de los cuerpos, originando a su vez nuevos comportamientos, posturas, símbolos y performatividades.
.” describe Joaquin Barrera en el texto de sala.

Bajo su curaduría, la exhibición marca un antecedente en el trayecto de la artista con su más reciente producción, donde el discurso curatorial esta en coherencia con la práctica personal de Samantha, y el contexto actual acompaña a problematizar y señalar las concepciones hegemónicas de lo que debe ser entendido como corporalidad.

En conversación con Samantha, hablamos del proceso y la génesis de esta exposición.


M.L.M Desde piezas escultóricas con una fuerte identidad y materialidad, la exhibición expone los vínculos no siempre visibles entre moda, ortopedia, religión y consumo. ¿cómo se relacionan estas temáticas en la selección de materiales y procedimientos para estas esculturas?



S.F Cuando empecé a realizar las primeras piezas, el año pasado, sin tanto boceto previo, quise experimentar con el hierro. Venía de trabajar mucho con resina y con la fotografía y buscaba un material puro que pudiese transformar en algo precioso, y asi se dio mi encuentro con este metal. La verdad que mi metodología de trabajo es más impulsiva e intuitiva, dándole muchísima importancia al tiempo de elaboración y tratamientos de cada pieza y experimentar fórmulas de cambio de estado en la materia y asi generar un vínculo emocional y espiritual con las mismas.
A medida que seguí utilizando el hierro fui dándome cuenta que era propicio para las ideas que tenía, veía que me daba infinitas formas de abordarlo y también empecé a prestar atención al lugar que ocupaba en relación a las temáticas que me proponía.
La tercera pieza que realicé fue el arnés, que es la pieza literalmente realizada sobre mi propio torso, donde planchuelas ocupan el lugar de cintas de tela o de cuero también podría ser. La persona que me ayudaba iba doblando la planchuela a medida que íbamos marcando los hombros, la espalda, como un molde, me la volvía a probar y seguíamos doblando, me la probaba de nuevo y así, se fue armando una prenda que había visto hace tiempo de una de las colecciones de Alexander Mcqueen (una de mis inspiraciones) y que yo quería hacer mi versión. Cuando soldamos las partes el arnés quedó rígido exactamente a medida de mi torso y cuando me lo puse me apretaba, me contenía y me erguía como si tuviese una prótesis y me dolía como si fuese un castigo. A partir de ahí siguió el cinturón, el collar, y las demás. En el medio también aparecieron otros materiales, como el cemento, algo puro y tosco y pesado; o la resina, con la cual decidí hacer volúmenes de mediana escala con cierto espesor y formas facetadas sirviéndome de su transparencia y la distorsión que provoca, por ultimo aparece la tela, primero como algo duro con textura que parece una piel conteniendo algo y luego como una especie de corona negra.



M.L.M Estas piezas presentadas en Acéfala, también funcionan como un señalamiento para abrir debate en torno a la naturalización de algunas prácticas y usos en torno a la dominación, dependencia y contención del cuerpo. ¿Cómo surge tu interés por abordar estas temáticas en tu trabajo?



S.F Partí de inquietudes que me tocan como la condición de ser mujer, el deseo, el miedo, la culpa, lo sexual, lo que está bien o está mal, la estética social, la clase, la raza, la moda, el hecho de pertenecer, de ser aceptade y como a partir de todo esto nos comprendemos, nos reconocemos y respondemos.
Considero que las piezas parten desde un ejercicio de comprensión de la vulnerabilidad del cuerpo y de aceptarlo como un portador de estigmas. Mi interés se centró en entender y construir ciertas identidades. Estas piezas corresponden a determinadas marcas en mi, que por decisión propia he ido realizándome.

M.L.M ¿Cómo fue el proceso de amalgamar la experiencia personal con el desarrollo de estas piezas escultóricas? ¿Qué incidencia tiene tus vivencias con estos objetos?



S.F A finales del año 2018 realicé una acción, en mi casa, éramos dos amigues que registraron y yo. La misma consistió en pasar una aguja e hilo rojo por mis perforaciones corporales realizadas durante mi adolescencia (orejas, nariz, boca, lengua, pezón y ombligo), traspasando la piel, uniendo estas marcas y formando un recorrido. El cuerpo comenzó a ser una superficie maleable, donde la costura permitió modificar y modelar el cuerpo, a través de tensiones y traspasos.

El acto de perforar la piel lo considero como la conmemoración de algún evento, suceso o experiencia a través de una marca en el cuerpo. Quizás utilicé esta práctica como un intento para llenar un vacío, mediante mi propia tortura o de recordar desde la sutura. Después de realizar esa acción quedo en mis manos el registro y una experiencia intima que detono varios interrogantes. Fue así que después de un tiempo decidí materializar esta experiencia y surgió esta serie. Cada pieza está pensada y realizada en relación a alguna parte del cuerpo, Todas tienen un soporte fijo, un punto de apoyo y poseen un sistema para que la pieza que puede anexarse al cuerpo sea sacada con facilidad. Sin embargo, me interesa que los usos posibles queden en la fantasía de cada une y así volver al punto inicial, que quede en el misterio las decisiones y los porques.



M.L.M En el texto curatorial de Joaquín Barrera, persiste la pregunta ¿para qué sirven las espinas? (también es el título de la exhibición). Desde tu mirada, ¿qué función cumple el concepto y/o funcionalidad de las espinas en la construcción de este trabajo?



S.F A la hora de pensar el nombre de la muestra buscamos algo que se relacionara con el conjunto de piezas y de todos los detonantes que habían surgido en el tiempo de elaboración de la misma. Lo primero que se nos vino a la cabeza es que iba haber algo que iba a coronar la muestra. Debido al orden que ya habíamos predispuesto para la exhibición (casi desde un primer momento), nos era imposible escapar a la corona de espinas. También decidimos que sea una pregunta para que deje ese interrogante activo y abierto a cuestionarnos. Personalmente cuando pienso en espinas lo primero que se me viene es una rosa, algo extremadamente hermoso, sensual, pero que siempre me termina rasguñando o pinchando. Cuando apareció este posible nombre, empezaron a surgir conexiones que hicieron que finalmente me decida que iba ser el título. Las espinas son formaciones punzantes, rígidas y en conjunto logran formar como un escudo. Pueden ser algo dañino, pero también puede ser una protección, me imagino un traje de espinas, una armadura, protectoras de todo. Otra conexión fue que la pieza más grande, la que está al fondo en el centro, es la que contiene a las demás, está inspirada en un tatuaje que tengo hace ya muchos años y que ocupa toda mi espina dorsal. El tatuaje es un dibujo que saque de una revista cuando era adolescente y que decidí que ocupara ese lugar/sostén en mi cuerpo. En el dibujo hay varios círculos con distintas conexiones entre ellos y yo decidí que cada circulo sea un ser importante en mi vida y su vínculo hacia conmigo.



M.L.M ¿Tenes alguna nueva reflexión, anhelo y/o observación sobre las dinámicas actuales del arte en Argentina y en Córdoba? ¿Crees hay un intento de reconfiguración a partir de la crisis sanitaria o que seguirá todo igual?



S.F Si, no solo creo si no que estoy segura que luego de la emergencia sanitaria mundial hay una reconfiguración y reinvención de dinámicas, formas y formatos. La misma fue inesperada y concentrándome en lo artístico considero que acentuó aún más el hecho que les artistes trabajamos bajo un sistema precario e informal, y que el día que nos tuvimos que quedar encerrados en nuestros hogares, donde trabajos, proyectos, ferias, etc se cancelaron, no nos quedó mucho más que acceder a alguna ayuda de algún agente de la cultura, como algún coleccionista o alguna pequeña beca de auxilio e inventarse algo factible para poder seguir. Personalmente esta crisis me pegó muy fuerte, pero al margen me dio todo el empuje para producir esta muestra, financiada como pude y con mucho esfuerzo, armé todas las piezas acá en Córdoba trabajando online con curador y galerista, amoldándonos a esta nueva realidad, siempre con la incertidumbre de que si algún día finalmente esa muestra se iba a concretar y que no sea solo un sueño. En ese sentido, más allá que la modalidad virtual ocupó un lugar preponderante en ese momento y fue una salvación, pienso que como dinámica no puede reemplazar a estar frente a algo o alguien. Pero creo que ante ese momento de desesperación abrió un cauce y propulso un federalismo más inquieto y permitió ajustar o dedicarle un poco mas tiempo a ciertos temas en relación a las distintas escenas, alianzas de espacios, de disciplinas, de individuos y eso se ve reflejado en esta nueva configuración. El movimiento autogestivo viene impulsado cada vez con más potencia y con ello también nuevos públicos y nuevos mercados. En Córdoba hace años que se abren nuevos espacios a pulmón, quizás por elegir una postura independiente o porque simplemente no queda otra. Por supuesto muchos cerraron después de esta crisis y otros resisten de alguna manera. Un anhelo quizás sea que, al menos en Córdoba, el estado acompañe mas a proyectos y propuestas y contemos con condiciones dignas para seguir haciendo nuestro trabajo.