entre.vista ~ Elian Chali


Córdoba, Argentina – 2021
Fotos: Gentileza de Elian Chali y Fundación El Gran Vidrio


La ciudad, la calle y sus dinámicas urbanas resultan objetos de señalamiento y conceptos claves en el trabajo del artista cordobés Elian Chali. Es en este paisaje urbano, donde desarrolla su mayor cuerpo de obra y también el marco en donde interactúa activamente para problematizar, visibilizar y enfatizar en realidades y necesidades actuales que nos atraviesan como sociedad.

Su destreza como artista y su mirada amplificada para intervenir espacios a gran escala lo han llevado a recorrer diferentes continentes desarrollando obras en diversos formatos, interviniendo en la vía pública y exponiendo en espacios institucionales. Su trabajo tiene una cualidad icónica que lo ha posicionado como referente de Córdoba y Argentina en distintas escenas artísticas del mundo.

En paralelo al desarrollo de su trabajo como artista, su sensibilidad y compromiso lo han llevado a articular su práctica artística con otros campos relacionados al pensamiento, debate y acción en torno a disidencias, discapacidad, corporalidades, entre otros focos, que evidencian las enormes lagunas que tenemos como sociedad, demostrando todo lo que se puede generar y construir a partir de iniciar diálogos abiertos.

Actualmente forma parte de Torceduras & Bifurcaciones, foro de corporalidades políticas en el que participa activamente para visibilizar y pensar propositivamente otras configuraciones en el entendimiento de disidencias, discapacidades y las relaciones y derechos que se disputan en su contexto social, cultural y urbano.

Recientemente, se desempeñó como “dispositivo de apoyo” del Ciclo Sin Forma de la Fundación El Gran Vidrio. Este concepto “dispositivo de apoyo” surge desde el movimiento “disca”, entendiendo el mismo como aquellas herramientas, elementos o personas que colaboran en una vida más llevadera a través de la autonomía, la interdependencia y el apoyo mutuo para Personas Con Discapacidad.
Desde esta formulación y bajo el título de “Inadecuaciones” la programación del Ciclo Sin Forma refleja la intención de recoger aquellas derivas del arte contemporáneo para entrecruzar disciplinas, prácticas alternativas y temáticas disidentes trasladándolas a experiencias, talleres y conversatorios.

A partir de su intervención en este Ciclo, conversamos con Elian sobre sus procesos y reflexiones para articular la práctica artística con el activismo.







M.L.M Con “Torceduras y Bifurcaciones”, el foro del que sos parte, has podido contextualizar ciertas facetas de tu pensamiento y compromiso social y político ¿Cómo se relacionan estas cuestiones visibilizadas en ¨TyB¨ con tu cuerpo de obra pictórica y con tu práctica muralista?



E.C Pienso que el arte me habilita terreno para desplegar todos los heterónimos que habitan en mi. Los activismos, las prácticas artísticas, la acción en el espacio público, la gestión independiente, entre otros, son diferentes derivas para seguir apuntando al mismo gran tema que me convoca y moviliza; como vivimos los humanos en distintas circunstancias sociales y cuales son los niveles de implicación del contexto tanto físico como culturales y politicos en los modos de vida. No considero este campo de preguntas y de producción de sentido exclusivamente como un tópico, sino todo lo contrario. Es una forma de vivir, de afectarme con lo que me rodea, de resistir, de abrirme paso. Es una perspectiva en la cual transitar este mundo complejo que nos toca y que me toca, es un modo de construcción de lo común. 

Referido a mi práctica artística, la mayor parte de mi cuerpo de obra sucede en el espacio público. Como soporte, como plataforma de pensamiento, como inspiración formal, como territorio de disputa. Pienso que el solo hecho de utilizar la ciudad como campo de desarrollo artístico y materialidad teórica para mi quehacer, ya es un hecho político. Las urbes son contextos en los que se manifiestan las crisis, los cambios sociales, los modos de producción de la vida y con ello todas sus economías. Utilizar estos entornos como soporte artístico, ya presupone un posicionamiento y un modo de vinculación con lo que nos rodea, siendo esto instituciones, comunidades, coyunturas, etc. Como persona con discapacidad, el arte -y el arte en el espacio público puntualmente- me otorga la posibilidad de reflexionar sobre mi sujeto en contexto. Entender que soy sujeto de derecho y sujeto de opresión, sujeto de deseo y deseante y sujeto de rechazo y segregación. No digo que otros contextos no habiliten esa posibilidad, pero en mi caso, la exposición en el proceso (que lo vivo de manera performática), la escala en la que puedo proyectar mis obras y los puntos fundamentales donde me interesa orientar las discusiones que satelitan en mi cabeza, son de una potencia indescriptible. En el campo visual, tengo un magnetismo en términos poéticos con el color y la abstracción. El programa que sigo en mi obra al utilizar ciertas estrategias pictóricas en diálogo con la arquitectura, moviliza ciertas fibras sensibles de mi visión sobre el paisaje urbano, mis deseos utópicos de vida en comunidad, mi forma de comprender y habitar lugares de alojo, de producción de la vida. Los estudios libres sobre la discapacidad en los que investigo y los lugares donde pongo mis fuerzas para accionar, operan sobre los mismos nodos y encuentro la relación política a partir del modo en que articulan éticamente. Desacuerdo con el arte político como disciplina o efecto estético, más bien adhiero a la idea de un modo político de hacer arte. 



M.L.M Tu rol en Ciclo sin Forma estaba asignado como  “dispositivo de apoyo”, reemplazando el concepto de “curadorx” por el de “acompañadorx”. ¿Cómo entendés la diferencia entre curadorx y acompañadorx? ¿Qué valor, fortaleza o aporte diferencial te interesa destacar acerca de este enfoque? ¿Has tenido la oportunidad de cumplir un rol similar en algún otro tipo de actividad o práctica?


E.C Antes que nada, la idea no es un reemplazo sobre determinado concepto, eso sería un error radical, como cambiar un amo por otro amo. Tampoco es la nueva teoría a la que hay que adherir, ni lo quiero como una categoría para mis practicas. Pienso que es más bien una propuesta sobre cómo tejer ese entramado vincular tan complejo que emerge en algunos proyectos y que a veces necesitan de otros modos. El dispositivo de apoyo dentro del colectivo de personas con discapacidad, son aquellas herramientas, espacios, elementos o personas que colaboran en una vida más vivible a través de la autonomía, la interdependencia y el apoyo mutuo para personas con discapacidad, diversidad funcional, neurodivergencia, adultxs mayores, infancias, etc. Consideramos junto a Catalina, directora de El Gran Vidrio y Natalia que está a cargo de la Fundación, que asignarle otro nombre al rol que iba ocupar era fundamental ya que el trabajo realizado no fue estrictamente, solamente, exclusivamente curatorial. Es decir, hubo una narrativa, estrategias amalgamadoras, hilos conductores y estrategias teóricas y estéticas propias de la curaduría, pero el acompañamiento proponía algo más amable sobre todo para el proyecto que es el Ciclo Sin Forma. Este nombre oxímoron que funciona como horizonte para pensar los contenidos de cada edición, ya nos advertía de que lo cuidado por de más, lo milimétricamente planificado o las metodologías en las que hemos insistido hasta el hartazgo, no iban a ser de gran utilidad a la hora de desarrollar el programa de actividades. Además, la idea de reparación, sanación o mutación a un supuesto estadio correcto de algo que propone una cura, se confronta diametralmente con mi mirada sobre la salud, la enfermedad y lo que significa un cuerpo. Al ciclo le hacia falta una muleta, alguien que lo ayude a bañarse, anteojos para aclarar algunas cosas, etc. Para mi sorpresa y la de todxs, al romper la jerarquía que propone la curaduria como forma de organización y distribución de las tareas y toma de decisiones en un proyecto, todas las personas implicadas en esto se fueron transformando en DDA: el publico, las personas invitadas, el equipo técnico, quienes trabajaron en el espacio físico y virtual, quienes apoyaron el ciclo desde varios frentes, etc. Este devenir no lo esperábamos y resultó  trascendental para las 4 semanas que estuvimos en acción sumado a los 6 meses de trabajo previo. 

Mientras iban pasando las actividades y conversábamos con el equipo, invitadxs o publico que se acercaba sobre este tema en puntual, pude identificar de que este rol lo ocupamos casi todxs para sostenernos en el año y medio de encierro por la pandemia. De uno u otro modo, el acompañamiento, apoyo y entrega que hubo desde lo vincular para poder atravesar los días fue enorme. En lo personal también. Viendo en perspectiva, el trabajo que realice como curador general de MAC 2018 la feria de arte contemporáneo, fue similar; hubo un enfoque clave en los modos de relacionarnos que tuvo como motivación desvanecer las jerarquías para llevar a cabo tantos deseos en conjunto. 



M.L.M El Ciclo Sin Forma se autodefine desde su título “sin forma” y tu enfoque para esta edición se engloba bajo el concepto de “inadecuaciones”. ¿Qué desafíos implicó pensar una programación “amorfa”? ¿Qué englobaba el término “inadecuaciones ̈? 


E.C Como contaba en la pregunta anterior, ese oxímoron es un horizonte. A mi parecer, le hacia falta un alias, un a.k.a, o un sobrenombre de barrio que situé esta edición y este contenido. El apodo Inadecuaciones surgió del propio contenido de la programación. Entendiendo que en el arte contemporáneo los modos de producción operan desde un centro de poder, automáticamente se configuran orillas, banquinas, afueras posibles, que satelitan con mayor o menor fuerza de interés en ese centro. Adecuarse a la corrección que demandan esos modos de producción, hubiera sido un error para esta edición del ciclo. Por esto y reivindicando aquellas artes consideradas menores y esos contenidos que no son la sustancia básica sobre la cual se cimientan hoy las discusiones en el campo, apodar el ciclo con una acción, con un subtitulo en movimiento y como una consigna amable y sobria resultó lo mas acertado. No fue un nombre para adoptar, ni una bajada de línea que seguir, fue tierra para abonar con las experiencias que se dieron en el marco del proyecto.


M.L.M Cuando te referís a aquellas prácticas que están “en la banquina del arte contemporáneo” ¿Cuál es tu lectura sobre por qué se encuentran en ese sitio lateralizado? ¿Qué pensás que pasaría si en algún momento dejarán de “estar en la banquina”? ¿Qué se gana y que se pierde cuando una práctica considerada outsider o marginal es captada por circuitos culturales más convencionales?

E.C El centro de poder no es un centro de un circulo pensándolo en términos morfológicos. Es decir, puede estar en cualquier lado donde pueda manifestar sus relaciones de fuerza. Además, tiene la capacidad de agenciarse en cualquier cosa. Las escenas, al igual que las instituciones, el Estado, la educación, o el parlamento, tiende a instrumentalizar toda diferencia como maquina homogeneizadora de la vida. La cooptación y la captura de aquellas formas de vivir y formas de armar comunidad de acción están a la orden del día, solo hace falta ver las propuestas partidarias y quienes ocupan los lugares de poder para darse cuenta. Con el arte pasa lo mismo, todas sus economías se actualizan constantemente para perfeccionar su funcionamiento. No por qué se consideren practicas lateralizadas, menores o sin relevancia significan que carezcan de potencia. Ni tampoco que lo que sucede en el centro se debilita por operar allí. Pero si creo que las temporalidades sobre las cuales se deslizan algunas formas de producción en relación a las agendas, son fundamentales a la hora de regular las relaciones de fuerza. El espiral de productividad y emergencia tiende a reubicar constantemente sus nodos para seguir funcionando. Los contenidos que se eligieron para el ciclo no se eligieron por su ubicación en el esquema, se eligieron por que consideramos que en este contexto y con esta coyuntura funcionaban como una bocanada de aire fresco, incluso y a pesar de que no fue sencillo de comprender para el publico que generalmente convoca la fundación. Como una conclusión de medio camino, establecer pautas estrictas sobre que es y que no es alguna practica artística me parece aburrido y conservador. 





M.L.M Siendo la urbanidad, la ciudad y la calle el espacio donde se disputan las políticas y consensos sociales actuales ¿Cómo crees que se articulan las disciplinas propuestas en el programa de Ciclo Sin Forma con la dinámica urbana de Córdoba? ¿Qué vínculos podes destacar en relación a temas de accesibilidad y pensamiento corpóreo? ¿Qué cuestiones básicas en relación a estas temáticas hay que tener en cuenta para exigir nuevas políticas en nuestras ciudades?


E.C Una condición clara que puse cuando me convocaron, fue que las actividades que haya intercambio de dialogo, cuenten con interpretes de lengua de señas. El taller con llamada abierta priorizó comunidades y disidencias para abrir espacio. El cierre del ciclo fue proyectado para personas con diversidades funcionales o corporales aceptando a personas normales entre el publico a modo de invertir la ecuación sobre cómo se convoca y quién puede. El contenido del ciclo propuso claramente una posición sobre la accesibilidad y la diversidad de publico y contenido. También articular con el Centro Cultural España Córdoba que viene trabajando tan bien estas materias fue clave. Una alianza necesaria y además entendida, hablamos el mismo lenguaje. 

En lo que respecta al contenido de la programación y las dinámicas propias de la ciudad, nuestra tarea era abrir paso a mas disciplinas que no sean estrictamente las artes visuales. Teatro, clown, cine, activismos. En Córdoba hay muchísimo movimiento autogestivo y muchas personas activando espacios y formas de hacer que quedan relegadas de las agendas de las instituciones más importantes. A veces como postura política y a veces por marginación. También señalar aspectos históricos que hacen nuestro presente y la forma de relacionarse con el contexto federal fue una mirada de archivo y memoria importante. 

Creo que al Estado hay que seguir exigiéndole lo que nos corresponde en materia de derechos. Para la población trava-trans, para el colectivo de personas con discapacidad, para lxs trabajadorxs informales, para frenar el aparato represivo institucional, etc. De momento y lo que nos convoca en la urgencia, es poder salir dignamente de un estado de encierro brutal hacia una forma de vida mas tolerable. Salud, educación, trabajo, acceso a la cultura y el derecho a la ciudad -con todos los puntos que toca esta gran constelación y sus intercontectores también- son fundamentales. Ayer, ahora y siempre.