entre.vista ~ Diego Figueroa

El artista argentino Diego Figueroa instala sus últimas obras en HACHE galería, proponiendo un recorrido donde lxs espectadorxs tendrán la oportunidad de una experiencia cercana a la liminalidad a partir de obras con una narrativa de regionalidad unapologetic (que no pide disculpas).  
Objetos recolectados que se transforman en soportes para su práctica, son convertidos a partir de su intervención, en híbridos no binarios con una poética que se  estampa en su morfología generando piezas de difícil clasificación.

¨La acumulación, el desorden y la reconfiguración de objetos cotidianos es una constante en su trabajo¨ nos dice Joaquín Barrera desde su texto curatorial.

Les invitamos a leer esta entrevista.

M.L.M: Tanto en este como en trabajos anteriores, podemos observar un interés por pintar en diversos soportes, generando piezas híbridas entre instalaciones – escultura y pintura.
¿Qué es lo que te interesa de generar estos soportes diversos para tus pinturas y otras creaciones?

D.F:. No estoy seguro si hay un interés específico en pintar sobre soportes diferentes como objetivo de obra, creo más bien que el proceso de construcción tanto matérica como semántica va encontrando en estas operaciones un relato que tiene más que ver con la posibilidad que me otorga ese espectador en movimiento y la pintura como medio o método de representación que proponen estas piezas a las que haces mención y el soporte concreto sobre el que esas imágenes representadas se posan. Existe un espacio invisible que se encuentra entre el material utilizado y lo que construyo con eso, es ahí en donde encuentro el foco de estos trabajos.

M.L.M:. En el texto de Joaquin Barrera menciona “(…)Las obras que Diego Figueroa distribuye en sala conforman un mapa arqueológico, un sendero sin salida aparente, un recorrido por una trama atemporal de accidentes geográficos construidos sobre los restos de una civilización perdida.” ¿Sobre qué experiencias, contextos o trayectos se construye esta exhibición? ¿Qué elementos extrajiste de tu fuero personal para ” TODOS ESOS RECUERDOS SE PERDERÁN COMO GOTAS EN LA LLUVIA”?

D.F:. Esta exhibición está pensada desde su funcionamiento como si fuese una película en la que las escenas están detenidas y el tiempo narrativo de esa película es el espectador recorriendo el espacio. Por otro lado, estas escenas tienen diferente estructura mecánica y semántica e involucran a este espectador de diferentes maneras para que forme parte de ese relato no lineal que pueda o no construir en su mente. En esta propuesta pongo sobre la mesa intereses personales que vengo desarrollando hace ya varios años. Si bien, en apariencia, muchas de las piezas son diferentes a otras que desarrollé anteriormente, la gran mayoría de ellas me generan las mismas preguntas que en obras de proyectos anteriores. Hay una especie de insistencia sobre determinados temas para los que encuentro (o aparecen) dinámicas distintas. En cuanto a la visualidad de las obras, sí puedo decir, sin ánimos de cerrar los sentidos posibles de esta muestra, que hay en ella una cuestión de intimidad, algo relacionado a mi propio campo afectivo y su relación con un entorno más amplio.

M.L.M:. En el texto curatorial y otros comunicados se hace referencia a tu trabajo como “neobarroso realismo mágico chaqueño”. ¿Cómo surge este concepto y cuál es tu interpretación sobre esto?

D.F:. Bueno, como la primer parte de esta pregunta de alguna manera está dirigida a Joaco le envié un mensaje y acá esta su respuesta:

El Neobarroso mágico chaqueño alude a un Frankestein que me inventé para definir esos entrecruces y caminos de ida y vuelta que tiene la producción de Diego Figueroa para situarse en los límites de la ficción y de la realidad, de lo político y lo mundano, de lo geográfico y lo abstracto. Me intereso retomar el concepto contestatario de Néstor Perlongher titulado “Neobarroso” como respuesta al eurocentrismo típico de las formulas extrapoladas, pero llevarlo aún más entrado en el Paraná.

“En el caso del rio de la Plata, yo lo llamaría Neobarroso”, porque hay como una especie de ilusión de profundidad, que los escritores rioplatenses siempre estamos como debiéndole a eso, al producto de la “tos del tango” (….) los argentinos tienen una especie de Resistencia a la superficie” decía Perlongher.

Chaco no es el Rio de la Plata, pero el Rio de la Plata se alimenta del barro del Paraná y de todos sus afluentes. Y aunque quizás sea un barro más puro, menos contaminado, más ingenuo, no tengo dudas de que es más salvaje, más pícaro, más aventurero y, sobre todo, seguramente, mucho más profundo. Es que esa profundidad está dada por el paisaje, por un clima, por las afirmaciones voraces de la naturaleza. En Colonia Benítez, a diferencia de Buenos Aires, hay verdades absolutas. Hay narrativas visuales que afirman ver lo nunca antes visto. Esas verdades absolutas son el realismo mágico que devuelven las obras de Diego, convertido en un narrador impasible ante los ojos del visitante.


M.L.M:. Los objetos pintados en una de las salas parecen recolectados de la ribera de algún río y la instalación en otra sala nos traslada a este mismo escenario.
¿De qué manera aparece este escenario de “río contaminado” en el discurso de la exposición? ¿Qué nos podés compartir de la experiencia de desarrollo de esta muestra junto a Joaquín como curador?


 D.F:. Hay en mi trabajo un interés particular por ciertos elementos y materiales, mucho de lo que produzco surge a partir de una relación sensible con estos dispositivos que muchas veces encuentro o que están a mi alrededor durante bastante tiempo hasta que veo en ellos una posibilidad de quebrantar su existencia. Podrían ser elementos de la rivera de algún río, de una laguna, también elementos de uso doméstico o como sucede en muchas ciudades, cosas que están tiradas por ahí…..creo que esa distribución en apariencia desorganizada es para mí un lugar de orden riguroso, son desorganizaciones calculadas casi matemáticamente en donde se construye desde mi perspectiva una experiencia similar a las de los libros de “escoge tu propia aventura “que leía de niño y me encantaban. 

El laburo con Joaquín fue intenso y nutritivo, creo que para ambas partes, fue y es un compañero de aventuras extraordinario, uno de los puntos a destacar fue un viaje que hizo Joaco a Colonia Benítez acá en Chaco que es donde tengo el taller, ahí nos quedamos tres días en un inmersivo total y absolutamente revelador, con charlas eternas que luego continuaron por teléfono hasta que en algún momento esta muestra tenía su estructura lista para testearla en las salas de Hache.