Cantos Matrios en PaijánExpress

-entrevista- Gerardo Chávez-Maza, Perú.


El proyecto curatorial Paiján presenta la primera exposición del año 2021, Cantos Matrios de Ingrid Pumayalla, inaugurando con esta “PaijánExpress”, nuevo dispositivo de exhibición que aporta otra experiencia en la interacción con la audiencia.

“(…) Payxan, Paixan, Payjang, Paiján, como plataforma de investigación artística se crea a fines de 2018, en el centro histórico de la ciudad de Trujillo, con el objetivo de articular un programa de residencias para que artistas visuales nacionales e internacionales, principalmente, recorran el norte peruano: entrando en contacto con el patrimonio material e inmaterial de este territorio milenario. Destaca en este viaje de reconocimiento, la ruta Moche, un circuito que incluye la visita a importantes complejos arqueológicos como la Huaca de la Luna y Chan Chan, en Trujillo y El Brujo en el valle de Chicama; entre otros. A partir de esta experiencia se alimentan, conceptualizan y materializan intenciones de proyectos -algo que hemos terminado denominando – de contexto especifico – ” nos cuenta Gerardo Chavez-Maza, curador y fundador de Paiján.

La exhibición de Pumayalla en las salas de Paiján esta constituida por instalaciones, fotografías, videos y performance (realizada desde el dispositivo de PaijánExpress) exponiendo las latencias de la experiencia migratoria a su trabajo.
Ingrid Pumayalla creció en Contumazá, Cajamarca, rodeada de naturaleza y de espíritus guardianes, siendo precisamente la chacra de su abuelo, en el centro del poblado Parcate, la que hace palpitar sus raíces. A los 11 años, luego de pasar una temporada entre Cascas y Trujillo, emigra a Lima. Un proceso que, siendo gradual, refleja el tránsito territorial desde un Andes norteño hacia la urbe costeña y el desierto

Cantos Matrios traza una experiencia familiar y personal de migración, como un retrato sonoro-poético, cantos tejidos por historias heredadas y voces prestadas. La oralidad y la agencia política que esta tiene a través de la declamación es trasversal.”
Desde la carretilla de PaijánExpress, Ingrid Pumayalla se desplaza durante la madrugada desde el barrio de Mansiche en Trujillo, donde se ubica su hogar familiar, hasta Paiján, haciendo uso del mégafono, artilugio tan reconocible y estridente de la economía popular, ofreciendo su voz a quien la escuche.

Esta nueva dinámica de trasladar acciones artísticas para acercarlas a la comunidad mediante la movilidad de la carretilla, nos motiva a profundizar sobre la iniciativa y conversar con Gerardo Chávez-Maza:


¿Cómo surgió la idea de desarrollar PaijánExpress? ¿El contexto actual de la pandemia tuvo incidencia en su creación?

(…) Sin duda la presencia de las carretillas en el imaginario urbano y popular de las ciudades latinoamericanas es ineludible, y también lo son las dinámicas económicas asociadas a la informalidad. Históricamente, mucha población migrante encontraba en la carretilla una herramienta de trabajo, una alternativa para subsistir, para salir adelante. Hoy en día esta no es la excepción, en la que incluimos también a muchxs venezolanxs, que han visto en este recurso una solución ante la crisis económica y el desempleo.

El PaijánExpress surge como una necesidad y respuesta ante la incertidumbre. Un dispositivo que nos permitiera infiltrar los archivos sonoros elaborados para Cantos Matrios (usando el megáfono) en un momento en el que no considerábamos una instalación en el espacio de la galería. Luego y en tanto el proyecto iba desarrollándose, nuestra carretilla cumplió una función de carga y transporte de los objetos que componían la instalación y como cuerpo de la acción performática.
En Trujillo, como en otras ciudades de escala parecida, se establece un intercambio y desplazamiento constante entre lo rural-urbano, y las carretillas son representativas de esta actividad. Las carretillas y sus dueños generan maneras creativas de comunicar sus productos a través del uso de un megáfono. Este aparato se complementaba de manera muy pertinente con el trasfondo de enunciación y referencia política en la concepción de Cantos Matrios, que también pone en evidencia problemáticas sociales y ecológicas tangenciales a la migración de la sierra a la costa.



¿Cuáles son las experiencias y aportes que buscas generar con este dispositivo curatorial móvil a la comunidad de Trujillo?


Desde agosto de 2020 decido establecerme en Trujillo motivado por la creciente posibilidad del trabajo remoto. Sin embargo, en un país con un ecosistema del arte tan centralizado (en la ciudad de Lima), sentía que era necesario contribuir e impulsar una pujante y hambrienta escena local, de manera más activa. Considero que Paiján requiere compromiso y dedicación para poder establecerse como una bisagra y plataforma que permita articular también proyectos colaborativos de artistas y colaboradores locales. Trabajar desde la periferia es un reto, pero también una dimensión muy rica por explorar.

Hoy Paiján contempla tres ejes de acción: la residencia (para artistas nacionales e internacionales invitadxs); la plataforma de proyectos colaborativos con artistas locales y últimamente el PaijánExpress, un dispositivo móvil que contará con un programa de intervenciones de artistas, acciones participativas y de mediación en directa relación con la comunidad. De esta manera podremos desarrollar proyectos con una mayor cantidad de acciones, más puntuales y de menor escala que se adhieran al tejido social, económico y urbano de Trujillo y alrededores.

Cerca a mi casa, entre la periferia de la urbe Trujillana y su campiña, conocí a Santos o más conocido como “el panquero de la chala”. La carretilla que hoy podemos llamar el PaijánExpress, ha sido el recurso de trabajo diario de Santos por 15 años y ha ido adaptándose a las diversas circunstancias que se presentan en el camino de la vida. Por tanto, ha servido para venta de golosinas, frutas y verduras, de carrito sanguchero y finalmente para la venta y transporte de panka (alimento para animales) en una campiña en la que predominan extensos cañaverales. Sabemos que carga con una historia propia y una energía depositada en la superación, a la que queremos hacerle homenaje y mención. Queremos que este sea un nuevo motivo para formular y facilitar nuevas geografías de visibilidad y desplazamiento del arte. Es así como surge la idea de tener un vehículo que sea una herramienta autónoma (aunque también puede ser complementaria a los proyectos desarrollados en la residencia) de investigación y producción visual contemporánea.



Generalmente en tus proyectos se conecta Trujillo con sus mecánicas/objetos populares, las historias ancestrales y su mística. ¿Qué te interesa de esta dinámica?


Para responder a esta pregunta, debo primero contarles qué es Paiján, por qué es importante para mi y como, materializándose como residencia-plataforma de proyectos, condensa varios elementos que particularmente, son fuente de investigación. Paiján es una localidad a 45 minutos de la ciudad de Trujillo, en la provincia de Ascope, en el valle de Chicama, en el departamento de la Libertad. Trujillo, es la única ciudad de fundación española en el Perú a la que se le otorga un nombre ibérico y homónimo, como un homenaje al pueblo natal del Conquistador Francisco Pizarro. Algo que, sin embargo, siempre me ha parecido curioso por que está rodeada por muchos pueblos, que, a pesar de haberse constituido como reducciones indígenas durante la colonia, han mantenido sus nombres originarios en lenguas pre-incas como el Muchik (cultura Moche, 150-700 dc) o Quignam (cultura Chimú, 900-1470 dc). Solo por mencionar algunos nombres que, sobre su poesía fonética, reposa una energía, historia y significado muy poderosos: Cao, Chocope, Chiquitoy, Mocollope. Etimológicamente, Paiján, que proviene del Muchik, derivaría de PAI-JA-AN (PAI: torcer, voltear; JA: agua; AN: casa): “Casa donde voltea el agua”, en referencia a su acequia principal, Colupe, que atraviesa y efectivamente cambia de dirección en la zona paijanera de Saucipe. Se ha llegado a estas conclusiones gracias a investigaciones sólidas que además intentan poner en valor el uso, aunque limitado, del idioma Muchik (del Quignam solo se conoce referencia de aproximadamente 200 palabras). En la zona conocida como la pampa de Paiján se han encontrado los restos óseos mas antiguos del Perú, por ende, reconocemos en el “hombre de Paiján”, al primer poblador de estas tierras (circa 11,000-8.000 ac.).
Paiján y el norte peruano, es cuna de leyendas y mitos populares. El curanderismo sigue siendo una práctica vigente y es la representación viva de una herencia milenaria que sobrevivió a través del sincretismo cultural. Por otro lado, en 1937 nació en Trujillo, el artista peruano Gerardo Chávez (mi papá) y luego de la muerte de su madre, a la edad de 5 años, su padre lo lleva a vivir en casa de su otra familia en Paiján. Sin duda un lugar en el que es imposible no sentir el dolor de una infancia humilde y dura, pero que es el recuerdo de una historia que merece todos los homenajes. Y por eso siempre tengo presente Paiján, su playa El Milagro, el puerto de Malabrigo, la familia Huamán, las rosquitas del señor Alberto Lozada (galletas saladas de manteca y anís, que son las mejores) y los ojos sentidos de mi papá cuando recuerda su niñez ahí. Creo que estas referencias son solo eso, referencias.
Hay un universo mágico dispuesto a descubrirse y el discurso propio del arte contemporáneo puede ser en este caso, un medio para lograrlo.


¿Alguien del entorno se acercó para compartir alguna experiencia o interacción con “Cantos Matrios” ?


La recepción de Cantos Matrios ha sido lindísima. Mucho interés y difusión, cosa que agradecemos enormemente por que somos un proyecto auto gestionado y que nunca ha contemplado una dimensión comercial. Algo inesperado si sucedió y de hecho fue una gran sorpresa. Algunos días después de la inauguración, nos mandaron un video de una señora que comentaba haberse despertado una madrugada por unos cantos que la invadían de nostalgia y que tuvo que acercarse a la ventana para poder saber de donde venían. Digamos que fue partícipe de la acción. Creo que no hay mejor recompensa para un proyecto que saber que despierta, literalmente, encuentros e inquietudes.




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