Un cuervo empolla los ojos de su padre

Enrique López Llamas, México.

Proyecto Caimán, Guadalajara, México – 2021
Curaduría: Marco Valtierra
Fotos: Carlos Díaz Corona, cortesía de Proyecto Caimán

Texto de Marco Valtierra:

Un cuervo empolla los ojos de su padre es la primera exposición individual del artista Enrique López Llamas (Aguascalientes, 1993) en la ciudad de Guadalajara. El título de la muestra alude a la famosa expresión popular cría cuervos y te sacarán los ojos. Este refrán hace referencia a la ingratitud de las personas, particularmente de los descendientes hacia sus progenitores, dado que el cuervo, ave carroñera, se alimenta de animales muertos.

López Llamas retuerce el refrán con la intención de suprimir la mirada como un acto para reencarnar los ojos; de sustraerla como un acto de rebeldía en contra de la genealogía familiar; de aniquilar cualquier esperanza de ser autoridad. Este cuervo en particular no se deshace del órgano visual, lo cuida, lo protege, lo quiere y lo abraza. El artista nos entrega a la vista los ojos que, como dos tibios huevos en un nido, se empollan.

López Llamas reinterpreta la obra de 1891 Hooded Crows (Cuervos encapuchados) del pintor sueco Bruno Liljefors. La atmósfera silvestre de la que se apropia el artista hidrocálido a través de una intervención de sitio específico, nos sitúa en un frondoso paisaje de espesa maleza monocromática. Una escenografía construida por gruesas pinceladas que a la distancia forman un ambiente narrativo, mientras que al acercarse a contemplar sus detalles se nos abren otros paisajes de carácter indeterminado.

Las propiedades de la pintura: óleo mezclado en antidepresivos, ansiolíticos, antipsicóticos y analgésicos molidos, producen una textura porosa, rocosa y dura. Dicha condición pictórica articula las tensiones entre lo delirante de la representación, quasi alucinación y los estados de ánimo de un sistema nervioso fuera de órbita. Las diez pinturas en bastidor desdoblan, por medio de un lenguaje abstracto, la narración de la gran pintura mural, cuyo cuervo en cualquier momento emprenderá el vuelo.

A través de este ejercicio pictórico expandido, López Llamas estructura un nido cuyos huevos retinianos se desprenden en una imagen hecha trizas.