Truk(e)

Mano Penalva, Brasil.

 

SOMA Galeria, Curitiba, Brasil – 2018
Curador: Josué Mattos.
Foto: Rafael Dabul.

 

El nombre de la exposición se piensa como algo dicho / hablado, siguiendo el sistema de escritura que se basa en la representación de los sonidos de una conversación. De esta forma, Mano valoriza los gestos y la dicción presentes en las relaciones de negociación de mercados y comercio callejero, partiendo de un contexto en el que más importante que contar una historia es la necesidad de motivar a las personas a actuar o entretener.

 

 

“Me gusta pensar que mi trabajo es sobre las cosas del mundo, donde la improvisación, la reutilización y la reconfiguración están en juego. Me interesa  la forma cotidiana de la construcción urbana o rural, el uso decorativo y práctico del material, que de alguna forma reflejan realidades”

 

La exposición está regida por el sonido del vídeo APARELHAGEM, que a partir de la edición de un registro del “juego de las tapas”, el artista crea una especie de repente,  un canto alternado que se da en forma de improvisación poética.

 

Texto de Josué Mattos:

 

 

En el caso de que se produzca un cambio en la calidad de vida de la población, se debe tener en cuenta que, a lo largo del proceso de montaje de la exposición truk(ə), vivimos el luto por el exterminio de Marielle Franco, coronando el estúpido y obscuro proyecto de nación, presenciado con un enorme asombro. En la ocasión, Mano Penalva cuestionó los colores, tramas y materiales que constituyen su trabajo. Le pareció muy festivo, haciendo inevitable el retroceso de algunas obras realizadas con bolsas de rafia, plásticos, nylon y algodón de colores. No fue lo que sucedió, pues seguimos sosteniendo deseos de identificar trucos en sistemas de dominación, elaborando lecturas sobre estrategias responsables de promover la corrosión del estado de derecho, un acto tan urgente como peligroso. Con eso, buscamos, en gran parte del montaje, promover un juego que consistió en aproximar obras de la serie Tramas – realizada, en gran parte, con reproducciones de Espadas de San Jorge y cinturones utilizados para sistemas de seguridad – de enunciados e imágenes que resultan de recortes y aproximaciones de materiales con los que el artista trabaja. Adherimos a los amuletos en la puerta de entrada de la exposición, que apareció en protección de un país surrado y áspero, presentes en objetos que el artista produce con cepillos de limpieza de suelo. Lo que también nos llevó a pensar en la elaboración de comentarios sobre mecanismos de trucado, entendido en cada obra por intermedio de diferentes gingados, acentos, ritmos o trampas. Así, al lado de una pieza donde se lee “pero calidad”, otra indicaría “origen de los materiales: Brasil.” Si la fuerte presencia de los colores y tramas califica un modo particular de reinvención del uso de materiales utilizados para embalar, transportar y delimitar espacio, lograr aproximar procedimientos del arte de aquellos vinculados al tradicional mercado popular, permitiría resignificar sus estrategias de circulación de objetos.

 

Otro conjunto, de la serie Samba, reabre el minimalismo con bandas de nylon doblada y cosida. La desenvoltura del género musical encuentra la estructuración del movimiento que preveía la práctica de geometrías impersonales. En las obras de Mano, esas formas dejan de afirmar que “lo que ves es lo que ves.” En vez de eso, surge un diálogo improbable entre campos con poca o ninguna contaminación del universo ajeno, conjugados en las obras a partir de una humanización necesaria a los procesos de percepción. Lo que vemos, por el contrario, es el resultado de una serie de juegos, que interroga conquistas en el campo del arte y sugiere mico-oxigenaciones sobre cómo percibimos el mundo a partir de condicionantes naturalizados. Por eso, al lado de Samba, fotografías de la serie Origen, iniciadas en 2015, toman la palabra. Se trata de una colección de treinta imágenes, realizada en el momento en que las lonas azules son utilizadas para cubrir tiendas de vendedores ambulantes. Las cubiertas de espacios móviles del comercio popular, preservan campos imantados, como diría Lygia Pape, produciendo al mismo tiempo un conjunto inusitado de volumetría efímera, que comenta sobre ese espacio de trabajo, sus métodos inventivos e inestabilidades. Al lado de paredes pintadas de verde, que el artista realizó para acoger al público e instalar otros objetos que tejen comentarios agudos sobre el país, esas coberturas recuerdan lógicas que entienden el acto inaugurado por Land Art, de empaquetado para generar visibilidad al objeto o local .

 

Sobre el verde bandera de la pared de entrada, el objeto compuesto conteniendo un cepillo de piaçava y un aplique en forma de palmera repite la palabra Brasil en truk (ə). Esta vez, la obra establece relación directa con otro objeto en el cual el verbo producir gana espacio central. Ante la urgente necesidad de producir Brasil, Mano no pierde la oportunidad de presentar bromas y sutilezas de su trabajo, constituido por remontajes y repeticiones que parecen vaciadas de significado en nuestro cotidiano. La tesitura de esos materiales y los movimientos apresurados de Aparato, video que presenta un juego de adivinación – de aquellos cuya regla se hace de manera que permita, poco frecuentemente, sólo uno de los participantes salga victorioso – colaboran grandemente con reflexiones sobre desplazamientos de objetos y acciones desgastadas, renovadas de cuestionamientos sobre la presencia del sensible en desaciertos, fracasos y restos del tiempo presente.