Todos los siglos son un solo instante

Cynthia Gutierrez, México.

La Tallera, Cuernavaca, México – 2019
Curaduría: Michele Fiedler y Silverio Orduña
Fotos cortesía de La Tallera.

Texto de Michele Fiedler y Silverio Orduña:

Los segundos se desbocan mientras que los siglos se hacen piedra.

El trabajo artístico de Cynthia Gutiérrez (Guadalajara, 1978) aborda, de múltiples maneras, el peso del tiempo y las capas de memoria que se acumulan sobre distintas formas, objetos y relatos. Gutiérrez ha modelado un cuerpo de obra que critica las narrativas históricas y el poder que las escribe o impone por medio de monumentos y edificaciones. A su vez, intenta deconstruir cómo estos actos de autoridad han desplazado, anulado y borrado otras crónicas.

Todos los siglos son un solo instante retoma uno de los versos del poema Piedra de sol, escrito por Octavio Paz en 1957. Acompañándose del orden poético del título, la muestra reúne un conjunto de temporalidades disímiles, atravesadas por elementos ficticios donde la monumentalidad y los pequeños gestos construyen una métrica sobre el espacio de exhibición. Como en el México del presente, en Todos los siglos… coexisten distintos periodos; se repiten elementos geológicos, prehispánicos, coloniales, modernos, industriales y contemporáneos. Vemos vestigios y fragmentos de tantos siglos, en un solo instante. Esta amalgama además esboza parte de la complejidad entre el orgullo, el desengaño y el desencanto nacional.

La artista se enfoca en la materialidad de la roca volcánica —dura, monumental, pesada, porosa— con la intención de darle algún tipo de forma a lo perdurable en la memoria, a lo establecido en la Historia y cómo esto afecta al cuerpo y a la libre voluntad. De manera paralela, continúa su exploración con textiles —pequeñas narrativas alternas— que sugieren sutileza, vulnerabilidad, proceso, cambio. Además, emplaza en la sala del museo un montículo de fragmentos de réplicas prehispánicas y de artesanías para referir estratos de significados asociados a su producción y a la memoria; desde el recuerdo de los artefactos originales, a la destrucción de ídolos en tiempos coloniales, el saqueo por otros países, la apropiación arqueológica, la réplica.

En esta exposición, elaborada en el interior de lo que fuera el taller de producción de Siqueiros, Gutiérrez indaga en la historia del inmueble mediante una cala estratigráfica en las paredes de la sala, una búsqueda de los rastros de pinturas murales del pasado. Las nuevas producciones de la artista están acompañadas de reconfiguraciones de obras anteriores que persisten en el cuestionamiento de un tiempo que, aunque sólido, decae de distintas formas, se desvanece a velocidades variables, frente a nuestros ojos, olvidado entre las nuevas memorias que nacen cada día.