Simulacro y simulación

Daniela Libertad, Mauricio Alejo, Octavio Abúndez, Alejandro Almanza Pereda, Juan Capistrán, Cristina Garrido, Juan Manuel Salas.


Galería CURRO, Guadalajara, México – 2021
Fotos: cortesía de CURRO



“La sociedad de la transparencia no solo carece de verdad, sino también de apariencia. Ni la verdad ni la apariencia son tan aparentes. Solamente es por completo transparente el vacío. Para desterrar este vacío se pone en circulación una masa de información. La masa de información y de imágenes es una plenitud en la que todavía se deja notar el vacío.
Un aumento de información y comunicación no esclarece por sí solo el mundo. La transparencia tampoco hace clarividente. La masa de información no engendra ninguna verdad. Cuanta más información se pone en marcha, tanto más intrincado se hace el mundo. La hiperinformación y la hipercomunicación no inyectan ninguna luz en la oscuridad.”
-Byung Chul-Han, La sociedad de la transparencia



Simulacros y simulación es una obra filosófica de Jean Baudrillard publicada en 1981 que interroga las relaciones entre la realidad, los símbolos y la sociedad, en particular las significaciones y el simbolismo de la cultura y los medios de comunicación implicados en la construcción de una comprensión de la existencia compartida. Los simulacros son copias que representan cosas que, o bien no tenían un principio de realidad, o bien carecen ya de un original. El simulacro es la imitación de un proceso o sistema del mundo real a través del tiempo. El simulacro nunca es lo que oculta la verdad —es la verdad la que oculta que no la hay. El simulacro es la verdad.

Daniela Libertad trabaja con dibujo, fotografía y video, explorando las diversas relaciones entre formas geométricas, objetos y su cuerpo, así como la percepción de lo intangible, lo místico y su conexión con la vida cotidiana. Esta serie en proceso explora gestos, composiciones y la circunferencia como forma elemental, jugando con sus límites, curvaturas y nodos, con su energía potencial y sus trayectorias posibles.

La obra de Mauricio Alejo parece estar constantemente en tensión entre la representación fotográfica, la realidad física y un espacio mental. Este tríptico toma como referencia la primera cámara digital de la historia, fabricada por Kodak en 1975. A partir de una de las imágenes más reproducidas en Internet de este artefacto, se crearon tres esculturas diferentes utilizando tres métodos de producción distintos: una mediante desbaste (sustrayendo materia); otra mediante el método de construcción (añadiendo materia); y la última mediante el modelado de materia. No obstante la atención dedicada a los materiales y a la existencia física concreta de cada escultura, éstas no se presentan como tales, sino como meras imágenes, subrayando de algún modo la falta de sustancia del mundo inaugurado por la fotografía digital. Gran parte de la obra reciente de Alejo resalta la materialidad, pero está representada por medios fotográficos. En este caso, como diferentes capas de la realidad, hay una supuesta materialización de un objeto del pasado a través de la escultura, pero que sólo subsiste como imagen deconstruida.

Octavio Abúndez investiga las nociones utópicas y distópicas de la sociedad actual a través de diversos soportes artísticos. Esta pieza forma parte de una serie más grande titulada Hi(stories) en las que el artista selecciona momentos y hechos partir de narrativas utópicas, cinematográficas, ficcionales, históricas y personales, en un exhaustivo ejercicio de análisis y síntesis. Debe ser leída como un compendio de mentiras o ficciones, producto de una realidad distinta en la que la historia colonial, la geopolítica, la religión, el avance científico y social, han girado completamente. Usando fechas, cantidades y nombres erróneos, recrea y profundiza en leyendas, mitos, creencias y teorías de conspiración. Cuestiona a través del humor negro este mundo posverdad, de noticias falsas y “hechos alternativos” en el que vivimos hoy, a la vez que deconstruye y crea una relación de tributo con la serie Colour Charts de Gerhard Richter.

Alejandro Almanza Pereda crea obras que ponen de relieve nuestros vínculos afectivos con los objetos. Sus estructuras parecen subvertir no sólo las jerarquías arquitectónicas y decorativas, sino también las culturales y emocionales, y que a menudo comprometen la expectativa y el sentido común del espectador. En esta obra, Almanza Pereda dispone una mesa llena de velas y candelabros encendidos, con un mantel ondulante como si fuera una falda o el telón de un escenario. La colocación de la mesa a la altura de los ojos genera una perspectiva que puede recordar tanto a la mirada de un niño sobre una mesa, como la de una pintura holandesa de naturaleza muerta.
Coexisten aquí dos situaciones aparentemente incompatibles, entre el movimiento del aire y la quietud del fuego. La imposibilidad de lo cotidiano se ejemplifica en esta mesa que reúne rituales comunes.

La obra de Juan Capistrán fusiona diferentes prácticas, referencias y técnicas en críticas subversivas a la cultura americana. Basándose en los postulados de Debord y Baudrillard, Capistrán produce una nueva serie de pinturas que reflexionan sobre los signos del sistema dominante de producción.
Centrándose en su forma y contenido, el artista realiza una abstracción mínima de los mismos, situándose en un espacio entre lo pictórico y las tres dimensiones, entre el mito y el anuncio luminoso. Si la verdad es falsa, el espacio ilusorio es la realidad.

En los últimos años, la labor artística de Cristina Garrido ha investigado los métodos de circulación y asignación de valor en el sistema global. En esta serie, la artista señala diferentes demónimos o gentilicios, que disparan en nuestra imaginación diversas asociaciones e ideas preconcebidas. ¿Qué esperamos de una escultora suiza? ¿Y de una conceptualista peruana? Tomados de publicaciones de arte, estos fragmentos funcionan como pantalla, velo e hipervínculo. Utilizan el inglés como lenguaje del sistema para visibilizar cómo estos conceptos operan en su interpretación y moldean nuestra imagen de la realidad.

Juan Manuel Salas sitúa su práctica artística en relación con líneas de investigación que exploran el fenómeno pictórico y sus intersecciones con la imagen digital y contemporánea. Estas pinturas se basan en la interpretación libre de capturas de pantalla del efecto conocido como datamoshing: un error de corta duración que ocasiona una distorsión en las imágenes de video donde se manifiesta. En algunas de sus escenas, sujeto y paisaje se funden, dotando al cuerpo de una transparencia que revela su entorno. Mediante recursos pictóricos y digitales, los diferentes tiempos que componen la imagen se cruzan entre sí, generando una nueva configuración en las que cuerpo y paisaje se unen.