Seven Ancestral Stomachs

Guadalupe Maravilla, El Salvador.

PPOW Gallery, Nueva York, Estados Unidos – 2021
Fotos: cortesía de PPOW Gallery.

Guadalupe Maravilla presenta su primera exposición en la galería PPOW, en Nueva York, donde combina grandes esculturas, con pinturas y actos performativos. Maravilla basa su práctica transdisciplinaria en el activismo y la curación. Para Maravilla, la historia de su propia vida es su principal materia de inspiración.

Maravilla formó parte de la primera ola de niñxs indocumentados no acompañados que llegaron a la frontera de Estados Unidos en la década de 1980 como resultado de la Guerra Civil salvadoreña. Si bien Maravilla emigró a la edad de ocho años, se convirtió en ciudadano estadounidense a la edad de 26. Sin embargo, no fue hasta su recuperación del cáncer de colon en 2013 que sintió la urgencia de hablar sobre las luchas de tantxs inmigrantes indocumentadxs y sus familias.

Al rastrear su historia migratoria y su viaje de curación, Maravilla explora cómo el trauma que experimentan lxs inmigrantes indocumentados se manifiesta físicamente en el cuerpo. Al reflexionar sobre su propia batalla contra el cáncer, que comenzó en su intestino, así también como a miembros de su familia, Maravilla examina cómo el trauma genético se manifiesta en el cuerpo durante generaciones. A lo largo de las muchas enseñanzas que Maravilla experimentó en su proceso de curación, una noción siguió regresando: si uno se limpia adecuadamente, sanarán siete generaciones atrás y siete generaciones adelante.
Maravilla, que descubrió la terapia de sonido durante su tratamiento de radiación contra el cáncer, ha desarrollado desde entonces una serie de esculturas independientes verticales a gran escala, tituladas “Lanzadores de enfermedades”. Funcionando como instrumentos y santuarios, las imponentes esculturas sirven como símbolos de renovación, generando un sonido vibratorio de gongs.
Descritas por Maravilla como “máquinas de curación”, las estructuras incorporan materiales recolectados de sitios en toda América Central, como modelos anatómicos, juguetes, objetos sagrados e instrumentos sónicos, incluyendo caracolas y flautas.

Además de “Disease Throwers”, Maravilla presenta una nueva serie de esculturas murales. Las siete calabazas retorcidas del mismo nombre de la exposición con garras extendidas encarnan los siete estómagos de los antepasados ​​del artista. Rodeando los muros de los “Siete Estómagos Ancestrales” está la reinterpretación de Maravilla del popular juego infantil salvadoreño Tripa Chuca o “Dirty Guts”, en el que dos jugadores se turnan para trazar líneas que nunca se cruzan. En el transcurso del viaje de más de dos meses de Maravilla a los EE. UU., Tripa Chuca se convirtió en una herramienta de supervivencia.
Para Seven Ancestral Stomachs, Maravilla ha invitado a un indocumentado a colaborar con él en el mural de Tripa Chuca para crear un mapeo entre dos personas desplazadas en las paredes de la galería.

Fomentando esta investigación de varios enfoques curativos, Maravilla también presenta una serie de retablos que relatan su viaje de curación. Originarios de la España medieval, los retablos son pequeñas pinturas devocionales, utilizadas tradicionalmente en las culturas mexicana y centroamericana para honrar y celebrar los milagros de la vida cotidiana.
Al enviar bocetos digitales detallados a un pintor retablo de cuatro generaciones que conoció en México mientras recorría su ruta migratoria, la personalización de Maravilla de estas ofrendas votivas ejemplifica su dedicación a apoyar una microeconomía a través de su práctica artística. En lugar de hacer estas pinturas él mismo, la decisión de Maravilla de colaborar expande el intercambio intercultural de su práctica y ayuda a preservar la tradición de la pintura retablo en México.