Separados al nacer

Santiago Delfino y Julio Hilger, Argentina.


Munar, Buenos Aires, Argentina – 2018.
Curador: Carlos Herrera

 

Texto de Matías Ercole:

 

El enigma de la cosa, de lo real, de aquello que nos rebasa

 

Pareciera que vivimos con la extraña convicción y necesidad de creer que las cosas tienen límites concretos y formas únicas; como parte de una fe ciega en los usos prácticos y en las relaciones conocidas entre los objetos. En esta ocasión, esta creencia implícita encuentra un aire, una separación y se aventura a la caída. Hallando en ese atisbo la inquietante certeza del desprejuiciado, torcido y denso mundo de lo físico-real.

 

La cosa o lo real. Separados al Nacer bien podría ser Una; pero al borde de un ataque de nervios, promotora de una fuerza suficiente como para sacudir el estado de las cosas, decidió dividirse en dos. Era una manera muchísimo más clara de dejarse ser.

 

Separados al Nacer a veces es escasa de razón. Es emocional, piensa desde lugares fabulosamente insospechados. Otras veces decide ser silenciosa e inmiscuirse en cálculos invisibles. En su cabeza su imaginación funciona como un render, capaz de otorgarle todos los detalles a las cosas que más tarde obtendrán cuerpo y límites en el mundo real. Lo que ve allí es lo que será, o sencillamente no merecerá convertirse en materia. Parece fría, pero suele ser nostálgica. Mira y estudia la historia del arte. Colecciona souvenirs, regalos de su padre, de su abuela, o la fortuna que encuentra en algún tacho de basura. Aprecia las cosas que otros ya no usan o usan poco. Le gusta sus muebles retro, las sillas que son registro de su infancia y actual casa familiar, su ropa favorita, su buzo canguro, su tela desgastada por el trabajo. Prefiere narrar de manera difícil. Sus problemas parecen de clase media trabajadora. Ama cambiar su forma, su cuerpo es flexible. A veces se puede nombrar pero no es fácil de describir. Otras veces sus curvas se deforman a imágenes imposibles. A veces se viste para desconocernos, gracias al touch de confección personal, los ocres de la madera con un gris plata-metaltendencia.

 

Atenta a su época, mira los colores pero le gusta más la sensualidad de los materiales puros. Cuando está en su casa se pone lo primero que encuentra, pero para salir desempolva unos colores fruto de su creatividad y visión pictórica; le suma unas texturas que le quitan su palidez informalista y la conectan con las paletas actuales: un amarillo furioso, un rojo pasión, un rosado bombón de frutilla. Perdida en sus polos va al psicólogo, para entenderse; aunque sabe que sus cosas están arraigadas en una naturaleza inhumana. Trata de poner su conocimiento en un orden lógico, pero se le escapa por todos lados. Le gusta separarse y nombrar todo otra vez, recauchutar el origen de las cosas para hacer una nueva.

 

De la técnica al tacto. De frente, ahora Santiago. Las cosas nos miran mudas, vacías. Un escenario de piso parquet vacío, cuatro sillas vacías con una tolva vacía, una foto vacía, una estantería vacía, un buzo y un pantalón vacío, trigo vacío. Madera, chapa de zinc, terciopelo, madera, tela gastada, tela rota y así todo lo demás. Las cosas están solas como si fueran pinceladas de una pintura abstracta. Cada una representa una textura, un temperamento, un color, un ritmo, parecen usadas por alguien, pero esos cuerpos no están, no importa. Me quedo mirando sus formas y mecanismos, parecen intentar comunicarse entre sí pero no lo logran. Juntas bien podrían armar una historia, pero se resisten al relato. Parece una máquina pero es demasiado silla, demasiado parquet, demasiado tolva. Parece también un cuerpo invisible pero es demasiado trigo. Parece que eran cosas de alguien; ese alguien no importa. Quizás están allí para reírse de nosotros para intentar que pensemos algo difícil de descifrar. Quizás solo quieran indicarnos su presencia. Las cosas me separan, me muestran que son cosas y que desde mi condición algo me he de perder. Quizás si no fuese humano, pero difícil saberlo. Objetos-cosas que bien podrían ser entendidas como parte de un gesto anárquico en contra de las demandas de contar algo.

 

Ahora Julio o antes Julio y después Santiago. Julio primero, segundo Santiago, o al revés. Julio cosas blancas. Fragmentos de color, color basura, color pigmento, color tapar las cosas feas de color blanco. Y más cosas blancas: parece un pájaro cubista de tinte informalista kitsch pesado new age. Hay otras que cuelgan. Otras. La mayoría no sé que son. Lo improvisado con fe. Parecen cachos de cosas. Tienen un orden; un orden del caos. Un orden de otro orden. –Esculturas, me repito, para convencerme de algo seguro. Parece que se deshace. Lo mejor es no quedar pegado a nada. Necesito la tranquilidad de entender que esas cosas admiten mi mirada. Ya no sé, igual quiero tocarlas. Sus formas son desconocidas. Quiero relacionarme desde mi ser distinto. Desde el instinto, entender. ¿Son frías? ¿Son calientes? ¿Son frágiles? ¿Son todo? ¿De dónde nacen? ¿Qué son?