Proyecto para monumento. Cheetos.

Mano Penalva, Brasil.
Ciudad de México, México – 2017.
Texto y curaduría: Yunuén Sariego

 

“La serie titulada Cheetos del artista Mano Penalva está formada por 8 fotografías y elaborada a partir del trabajo de investigación, selección y enlace de elementos provenientes del entorno circundante.

 

Como ha ocurrido en otras de sus piezas, el artista se acerca a lo cotidiano para hacer hincapié en el potencial artístico, escultórico y monumental que existe en el universo de lo banal. En esta ocasión, su trabajo etnográfico se centró en la observación de los alimentos que se venden a gran escala en las calles de la Ciudad de México. Este hecho lo llevó a percatarse del gran consumo de Cheetos que existe en la urbe, y a obtener datos proporcionados por los vendedores, que aseguran que este alimento tiene hasta 25 variantes y puede venderse por 10 pesos.

 

Desde esta investigación, Penalva elaboró una serie de fotografías de esculturas creadas sobreponiendo estos alimentos, formando objetos dotados de nuevas dimensiones. La obra en su conjunto contrapone el valor de la escultura, que corresponde al del gran arte, con la valía de los productos comestibles, el universo de la cultura popular. De esta manera, las obras cuestionan las características que se reconocen propias de la escultura monumental, pues las fotografías nos permiten tomar distancia de los objetos originales, que esconden por momentos su proveniencia, su ser insignificante y cotidiano.

 

Hechas desde una práctica que recuerda a los juegos infantiles, pues está permeada por una gran capacidad de asombro, las figuras hechas con Cheetos conservan el carácter vacío propio de la escultura, mientras realzan el vibrante color con que estos alimentos están teñidos. Expanden el amarillo al espacio y al marco de la fotografía, coloración que comparten con varios monumentos construidos en la ciudad (El Caballito de Sebastián, el Sol Bípedo de Pierre Székely, o el Muro Articulado de Herbet Bayer, por ejemplo). Sus piezas son dotadas de nuevas densidades y estabilidades ficticias, pues en ellas es posible presenciar un movimiento entre la sobriedad de la escultura, frente al carácter lúdico del objeto de consumo en masa, la dureza y permanencia del primero, contrastado a la fragilidad y lo efímero del segundo.

 

La labor del artista revela más elementos de subversión: la apropiación literal del nombre del producto, que aparece recurrentemente en anuncios colocados en las calles, mercados y tiendas de abarrotes de la ciudad, que es icónico a nivel mundial. Así también, Penalva se ha inmiscuido en los relatos hegemónicos que dictan lo que se vende, consume y come. Es interesante notar que Cheetos es un producto que dice estar elaborado con harina de maíz, elemento base de la alimentación en México. Como es sabido, gran parte de la producción de esta planta es importada desde Estados Unidos, hecho irónico, pues el campo mexicano es ideal para cultivarlo. Sin embargo, debido a los tratados de libre comercio, el maíz importado es más barato, a éste se le suele considerar de menor calidad o “transgénico” y peligroso por los herbicidas que se usan para cultivarlo, en comparación al maíz elaborado localmente, que se consume a pequeña escala y no puede competir con el que proviene de Estados Unidos.

 

En la fotografía titulada “Maíz”, el artista pone frente a nosotros un maíz amarillo, que nos recuerda al que se importa a México, y que guarda unas proporciones sospechosamente “ideales”. A la par, nos hace clara su artificialidad cuando miramos la fotografía con detenimiento, pues es posible observar la composición de la escultura y su carácter de referencia. Con esta pieza, Mano Penalva nos habla sobre las tácticas del mercado imperante y la dieta que es impuesta de forma indirecta los habitantes; en última instancia, describe la colonización de la corporalidad de las personas en el país que consume más maíz en el mundo.”

 

Del trabajo Maíz, se realizaron 1000 tarjetas y están siendo expuestas en puntos en que ambulantes venden souvenirs de la ciudad de México, además de la muestra de fotografía y esculturas en Pasaporte Cultural.

Las 1000 tarjetas postales han sido entregadas a vendedores ambultantes  para que estos las distrubuyan en forma gratuita aportando a la construcción del imaginario de México.