
entre.vista ~ Carolina Favre
«Guerrilleras» es el título de la exposición que presenta la artista argentina Carolina Favre en el Centro Cultural Recoleta. El proyecto se da en el marco de la Bienal Arte Joven Buenos Aires.
La muestra consiste en una serie de esculturas a escala humana, compuestas con diferentes elementos y texturas que simulan partes del cuerpo u otras formas familiares. Desde la transición de elementos blandos bañados en cemento, hasta formas amorfas con guiños femeninos, explora el entendimiento de corporalidad y ambiguedad.
«¿Cómo hablar de los cuerpos? ¿Cómo deconstruirlos de la maquinaria cotidiana que los estandariza y modela? Guerrilleras es un proyecto escultórico a escala del cuerpo que busca poner en crisis nuestros modelos canonizados del cuerpo en Occidente.
Carolina explora formas, materiales y concepto provenientes de la historia del arte, la arqueología, la arquitectura y la vida cotidiana. En esta exposición presenta una familia de esculturas contundentes, con cavidades y protuberancias que evocan senos, anos, bocas y ojos. Presencias que se extienden en un mismo espacio interactuando entre ellas y con el público. Sus obras encuentran un delicado equilibrio entre la fragilidad y la fuerza, entre los circunspecto y el absurdo. » Fragmento texto curatorial Spivak, Strada y Terán.
Conversamos con Carolina sobre esta exposición y los disparadores que genera.
M.L.M:.El título de la muestra «Guerrilleras» hace referencia al libro de Monique Wittig. ¿Cuáles son los conceptos o ideas que enlazan este escrito con tu trabajo?
C.F:. Guerrilleras, de Monique Wittig, es el libro que estaba leyendo mientras armaba el proyecto del que finalmente surgió la muestra. Lo leí tantas veces y de tantas maneras diferentes que me resulta difícil nombrar una idea o concepto, si no más bien un humor general o manera vaga de entender conjuntamente al cuerpo, el deseo, la historia y el lenguaje que permeó todos los meses de trabajo en el taller y me acompaña hasta hoy. En lo práctico, me llevó a revisar las formas que estaba usando en mis propias esculturas, para abordar ese tema tan vasto y abstracto y poliforme como puede ser “el cuerpo”. Así surgió un primer bosquejo del proyecto en el que armé un abecedario de unas pocas formas -terminaron siendo 4 o 5- y que me dediqué a combinar, mezclar y superponer. A partir de estas operaciones, las obras se plagaron de espacios cóncavos y convexos, de senos, bocas, anos y ojos, de protuberancias y agujeros. En un punto, cada una fue proponiendo su propia corporalidad.
M.L.M:. Actualmente la corporalidad y lo que interpretamos como «cuerpo» es un tema en disputa para tomar otro valor y referencia. ¿Cómo pensaste la composición discursiva de estas piezas en relación al cuerpo?
C.F:. No creo que haya una composición discursiva a priori en estas piezas, si no una serie de preguntas e intuiciones en torno a la corporalidad y la escultura que se sostuvieron durante todo el proceso de prueba y error en el taller. Podría nombrar algunas: ¿Cuáles son las relaciones posibles entre lenguaje y deseo?¿Con qué palabras nombramos las formas que nos definen? ¿Cómo se constituye un abecedario propio? ¿Acaso es posible una cavidad activa y una protuberancia pasiva? ¿Es el revés de lo erótico y sensual, contención y refugio?¿Es posible interrogar los propios materiales como se interroga el propio cuerpo? ¿Es toda obra un proceso de deformación? ¿Es el reverso de una teta, un recipiente cóncavo para contener alguna cosa que queramos llevar a casa? ?¿Hay posibilidad de discurso por fuera de los materiales?¿Será que la historia que nos contaron no está hecha de cosas filosas, puntiagudas y erguidas si no de cosas suaves y blanditas, cosas curvilíneas y sensuales? Todas estas preguntas nacen de artistas y autores en los que me fui apoyando a medida que la muestra tomaba forma. Y de mi propia experiencia, claro.
M.L.M:. Las esculturas exhibidas parten de una materialidad dura y suave en simultáneo, apoyadas contra la pared o sostenidas con estructuras. En este sentido también se capta un contrapunto entre el título de la muestra «Guerrilleras» y la fusión entre fuerza-fragilidad ¿cuál es tu búsqueda desde la escultura en la formulación de las piezas? ¿qué criterios o factores tuviste en consideración para la creación de las mismas?
C.F:. Siento en mi un impulso hacia un tipo de escultura que podría considerar clásica o incluso modernista -una escultura contundente, hecha de materiales nobles, fuertes- pero a la vez una falta de recursos y sabiduría que me hace terminar armando mis estructuras con tubos de pvc, flota flota u otros materiales constructivamente dudosos. Este concepto de fuerza en relación a la escultura tiene una larga historia: la fuerza de los materiales, su durabilidad, la fuerza necesaria para mover una piedra, tallar una montaña, vaciar un bronce. Medio que el horror, para la escultura, es el derrumbe y al menos yo es contra lo que me pasé luchando en los meses que trabajé para la muestra. Nunca había hecho piezas tan grandes, y es todo un tema de batalla campal contra la gravedad. A partir de acá, las piezas empezaron a tener sostenes: bastones, andadores, respaldos, anclas. Estrategias que las ayudaran a sostenerse solas, a partir de sistemas de apoyo externos.
Por otra parte, en un principio había un intención clara de que las estructuras internas no se vieran, de que el cemento recubriera todo y sellara cualquier posibilidad de adivinar un interior en las obras. Pero sucedió que en el taller algunas empezaron a mostrar la hilacha y dejarse ver: una sopapa por acá, un flota flota por allá, una varilla roscada -tipo palito brochette- para apilar huevos por allí. La combinación de todos estos elementos terminó generando una idea de fuerza muy especial, para mi es como una especie de fuerza vulnerable. O así me gustaría.
M.L.M:. Esta exposición genera visiones y reflexiones actuales en un contexto que necesita deconstruirse en muchos aspectos. ¿Ha surgido alguna experiencia con lxs espectadrxs o tuya en este espacio que nos puedas compartir? *responder si te interesa sumar alguna experiencia en particular.
C.F:. Guerrilleras es mi primera muestra individual, por lo que es la primera vez que puedo poner a prueba de manera expansiva las hipótesis azarosas que voy construyendo mientras trabajo. Creo que la escultura -o al menos la que a mi me gusta- permite salirse un rato de un régimen oculocentrista en el que la visión queda escindida de otras cualidades como la sensualidad táctil, el cuerpo, la sensación de gravedad, etc. De manera más o menos consciente, siempre busco que mis obras generen una especie de atención táctil, porque creo que eso propone una cierta intimidad con aquello que una está mirando. En el Recoleta, y en parte por la tradición específica del lugar, sucedió una cosa bastante rara para mi en un principio y es que la gente tocaba todo, uno de los guardias de sala me digo algo así como que “en todos los lugares donde hay agujeros la gente mete el dedo”. No pasó sólo con mi trabajo, es un tema que hablé con otrxs artistas que también están exponiendo allí. Pero si al principio me dio un poco de pánico, después pensé que tal vez las obras estén funcionando a su manera. Hay alguien que se siente corporalmente convocado, y que se da el permiso de satisfacer ese deseo. Termina siendo bastante disruptivo para las relaciones políticamente correctas que se suelen dar entre obra y espectadorx.